Nos preguntamos cuál es nuestro verdadero enemigo…… COVID-19
Por:Carlos A Venegas M.ps
Fuente: Organización Mundial de la Salud
Esta no es una nota más de información sobre
la pandemia, hay saturación, no quiero que caigamos en infoxicación
es decir sobrecarga informativa. La saturación de la información deja de
aportar datos nuevos, Es evidente que esta situación puede crear problemas a
muchos ciudadanos que pierden su capacidad de reacción ante información que
puede ser de vital importancia. Recuerdo que, en la década de los años 80 del
siglo pasado, leí un artículo de la revista Investigación y Ciencia sobre el
cerebro humano. Me llamó la atención la forma de funcionar del cerebro,
el cual reacciona básicamente ante cambios. De esta forma, el cerebro no
necesita recordarnos todo el día que tenemos los zapatos puestos, a no ser que
los zapatos sean muy incómodos. Por la misma razón, si una noticia que debiera
provocarnos una fuerte reacción la tenemos continuamente escuchando, o dicho de
otro modo, si estamos acostumbrados a que los escándalos de corrupción y la
impunidad sean la norma, llega un momento en el que muchos “aceptan” esta
situación como algo de nuestro entorno que no les mueve a ninguna acción
especial ya que se pierde la escucha activa. La siguiente información es para que el lector la tenga
en cuenta, en estos momentos de incertidumbre y por el estado de confinamiento
o cuarentena en que nos encontramos, el peligro de no saber cómo manejar esta situación nos puede
llevar a acciones violentas o a llegar a falsear la realidad.
Los
coronavirus (CoV) son una amplia familia de virus que pueden causar
diversas afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves,
como ocurre con el coronavirus causante del síndrome respiratorio de Oriente
Medio (MERS-CoV) y el que ocasiona el síndrome respiratorio agudo severo
(SRAS-CoV). Un nuevo coronavirus es una nueva cepa de coronavirus que no se
había encontrado antes en el ser humano. Quiero definir lo que es un virus:
Virus es
un Microorganismo compuesto de material genético protegido por un envoltorio
proteico, que causa diversas enfermedades introduciéndose como parásito en una
célula para reproducirse en ella. Los virus se hallan en casi todos los
ecosistemas de la Tierra y son el tipo de entidad biológica más abundante, es
decir que se haya en los componentes físicos y biológicos de un entorno. Es decir convive con nosotros. La
palabra proviene del latín virus, que hace referencia al veneno, o
alguna sustancia nociva. Poniéndonos de acuerdo con este concepto, procederé a explicar cortamente sobre el coronavirus y sus consecuencias, como también lo que implica el estar confinado y como manejar esta situación.
Contagio. De acuerdo con estudios exhaustivos al respecto, sabemos que el
SRAS-CoV se transmitió de la civeta al ser humano y que se ha producido
transmisión del MERS-CoV del dromedario al ser humano. Además, se sabe que hay
otros coronavirus circulando entre animales, que todavía no han infectado al
ser humano. Es decir que los coronavirus se pueden contagiar de los animales a las personas (transmisión zoonótica).
Cuando esta incubado el coronavirus puede contagiarse de una persona a
otra, así como se esta presentando, una persona con Covid-19 puede esparcir el virus en
objetos, que al ser tocados por otros podrían infectarse, si luego de tener
contacto con los objetos pasa sus manos por los ojos, la nariz o la boca. Si
una persona cree que una superficie está infectada por el
Covid-19 solamente tendrá que limpiar la misma con un desinfectante con el
objetivo de matar el virus. Tras desinfectar la superficie, deberá lavase las
manos con agua y jabón, evitar tocarse la cara y seguir las recomendaciones
generales para evitar la propagación del coronavirus.
Sintomatología. Esas infecciones suelen cursar con
fiebre y síntomas respiratorios (tos y disnea o dificultad para respirar). En
los casos más graves, pueden causar neumonía, síndrome respiratorio agudo
severo, insuficiencia renal e, incluso, la muerte.
Las
recomendaciones habituales para no propagar la infección son la buena
higiene de manos y respiratoria (cubrirse la boca y la nariz al toser y
estornudar) y la cocción completa de la carne y los huevos. Asimismo, se debe
evitar el contacto estrecho con cualquier persona que presente signos de
afección respiratoria, como tos o estornudos.
Pandemia COVID-19. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud, el virus puede
permanecer algunas horas o hasta varios días dependiendo de las condiciones del medio ambiente. "No
se sabe con certeza cuánto tiempo sobrevive el virus causante de la COVID-19 en
una superficie, pero parece comportarse como otros coronavirus.
¿Cambia nuestro estilo de vida?
En psicología conocemos muy bien un fenómeno llamado contagio social. Son situaciones en las que las emociones se
propagan hasta desencadenarse situaciones de elevado estrés, preocupación y
hasta pánico. La ansiedad por el contagio del coronavirus está impregnándose en nosotros y es necesario contener su efecto para nuestra salud mental y por ende una sana convivencia con los quenos rodean, la clave es que podamos manejar la situación entre todos, y de
manera acertada. Y es que el COVID-19 está alterando por completo nuestro
estilo de vida.
En un escenario de incertidumbre, experimentar ansiedad es
normal. Sin embargo, es necesario manejarla para poder dar lo mejor de nosotros
mismos y vencer entre todos esta situación de emergencia. Se define la ansiedad como una
emoción que surge cuando una persona se siente en peligro, sea real o
imaginaria la amenaza. Es una respuesta normal o adaptativa, que prepara al
cuerpo para reaccionar ante una situación de emergencia. Por lo tanto, tiene
una función muy importante relacionada con la supervivencia, junto con
el miedo, la ira, la tristeza o la felicidad. Es un Estado Mental que se caracteriza por una gran inquietud, una intensa excitación y una
extrema inseguridad. Decimos que la ansiedad es un fenómeno natural de
adaptación ante situaciones de estrés que depende de los rasgos de
personalidad de cada individuo. Cuando los niveles de ansiedad aumentan
demasiado y se vuelven inmanejables la ansiedad pasa a ser una enfermedad. Es una angustia que acompaña a algunas enfermedades mentales, en especial a ciertas neurosis.
Si la persona presenta una fobia dan lugar a temores irracionales y generan cuadros de ansiedad que pueden afectar a la calidad de vida y por tanto la convivencia con los demás, es una descarga emocional que afecta el sistema inmunológico de la persona.
Una de las formas de la ansiedad patológica es la que se traduce en crisis
de angustia. Son procesos esporádicos e imprevistos en los que la persona
siente que su muerte es inminente, que va a sufrir por ejemplo un ataque
cardíaco o una hemorragia cerebral, que sufre una enfermedad muy grave o que
puede volverse loca. Se pierde tranquilidad con respecto al futuro,
se espera siempre que pase algo malo en algunos casos tiene pensamientos de
suicidio. Se somatiza, la salud física se ve afectada a través de
síntomas como opresión en el pecho, mareos, palpitaciones, sudoración,
cansancio, cefaleas, dificultad para respirar o tragar, que se puede confundir con
coronavirus.
Esa sensación de pánico no solo altera
nuestro estilo de vida. Las ondas de su impacto afectan a la economía y lo
que es peor nos aboca hacia comportamiento poco útil e incluso irracionales.
Solo como ejemplo, ahora mismo, una parte de la población tiene en su casa
abastecimiento de papel higiénico para cerca de tres meses. ¿Tiene sentido esto
último? En apariencia, no. Ahora bien, en contextos de incertidumbre
e inquietud como el momento actual es más importante que nunca tenerla bajo
control. Debe ser nuestra aliada y no esa mecha que intensifica la preocupación
y nos aboca hacia conductas poco ajustadas y hasta ilógicas. El miedo que causa pánico es el escenario actual que contagia a los demás, es un segundo virus que pude ser tan peligroso como el COVID-19.
¿La razón? Dejarnos llevar por él, intensificará nuestro malestar psicológico y
dejará entrever lo peor de nosotros mismos, instinto natural de supervivencia que actua de la manera mas destructiva. No es el momento. En estos
días necesitamos superarnos, despertar nuestras fortalezas mentales.
Podemos detener el avance del COVID-19, ¿pero el pánico?
Simulacro de
AISLAMIENTO; Simulacro es la Acción que se realiza imitando un
suceso real para tomar las medidas necesarias de seguridad en caso de que
ocurra realmente. AISLAMIENTO
refiere a dejar algo solo y separado de otras cosas; apartar a
una persona de la comunicación y el trato con los
demás; abstraer la realidad
inmediata de la mente o de los sentidos. Es decir Prescindir alguien de la
realidad exterior para concentrarse en su pensamiento.
A nivel social, suele hablarse de aislamiento para
referirse a la situación de un individuo que no participa de la vida
social, cultural, política o económica de su comunidad por
carecer de recursos, capacidades o derechos. Esto nos llevaría a hablar de lo
que se conoce como aislamiento social
y tiene lugar cuando una persona, sin desearlo, se aleja de su entorno.
Esta acción la lleva a cabo de manera absolutamente involuntaria y puede
ser originada por un sinfín de causas tales como el coronavirus… El
COVID-19. Pero también para meditar, los anacoretas eligen el aislamiento y la
meditación religiosa como forma de vida. Resumo que
el aislamiento social, también conocido como “social withdrawal”, se
presenta cuando una persona se aleja totalmente de su entorno de manera
involuntaria aunque pueda pensarse lo contrario. Esta condición se da
en personas de todas las edades. Puede ser una consecuencia de hechos
traumáticos de su historia, como haber sido víctima de bullying o
como parte de alguna condición médica, como la depresión.
Consecuencias del aislamiento social. Quienes viven bajo esta condición suelen enfrentarse a diversas situaciones y problemas, siendo el más común y más grave la depresión. Es una enfermedad o trastorno mental que se caracteriza por una profunda tristeza, decaimiento anímico, baja autoestima, pérdida de interés por todo y disminución de las funciones psíquicas. Las personas que se aíslan sufren de una baja autoestima y suelen caer en profundas depresiones. Esto se debe a que cuando no nos relacionamos con nuestro entorno, nuestro cerebro no recibe los estímulos adecuados y no trabaja de la forma adecuada.
«La cuarentena es una experiencia desagradable para quien la sufre; conlleva separación de los seres queridos, pérdida de libertad, incertidumbre sobre el estado de la enfermedad y aburrimiento, que en ocasiones puede crear efectos dramáticos». Esta es una de las conclusiones presentadas por un equipo de siete psicólogos del King's College de Londres que han analizado las cuarentenas en crisis previas a la pandemia del Covid-19. La duración de la cuarentena también arrojó luz: las que sobrepasaron los 10 días mostraron más efectos negativos que las más breves. El confinamiento, la pérdida de la rutina habitual, la reducción de la vida social y del contacto físico con otros se tradujo en aburrimiento, frustración y una sensación de aislamiento del resto del mundo que resultaba «angustiante».
Uno de las conductas más llamativas que estamos
viendo durante la presente crisis del coronavirus, es la compra compulsiva de
papel higiénico. ¿A qué se debe? Estas son las explicaciones psicológicas al
respecto de este tipo de comportamiento. Si hay algo que debemos admitir
sobre la actual crisis del COVID-19 es que estamos siendo testigos de comportamientos
de gran interés psicológico. Uno de ellos es sin duda la necesidad de
almacenamiento compulsivo, de adquirir productos y dejar vacíos los estantes de
los supermercados. Al inicio de esta pandemia, la gran mayoría de la
población se vio con la necesidad de adquirir mascarillas y gel
hidroalcohólico. La justificación de esta conducta era lógica y comprensible:
debía protegerse. Ansiábamos tener esa barrera defensiva frente a la presencia
del virus, una prioridad que como bien sabemos, sigue muy presente. Ahora bien…
nos protegemos de lo externo pero nos ¿estamos protegiendo nuestro interior es
decir nuestras emociones? Este
comportamiento es una realidad de gran impacto psicológico que actúa como
barómetro del estado emocional de la población en general. Hay un
hecho innegable, el papel higiénico no es un bien de primera necesidad. Es
decir, no es agua ni un alimento que nos sirva para garantizar nuestra
supervivencia, sin embargo, nuestra mente moderna lo considera imprescindible.
Lo priorizamos a los productos de limpieza o de aseo como puede ser, por
ejemplo, el jabón. Algo que sabemos bien desde el campo de la psicología
del consumidor es que la conducta de la compra, es en buena
parte impulsiva e irracional. Basta que veamos como otros efectúan un comportamiento
de adquisición de un producto para que nosotros nos interesemos. La gente
compra papel higiénico no solo porque es un bien mínimo irrenunciable, sino
porque ve cómo otros lo adquieren en masa. Las redes sociales y la
televisión nos enseñan de forma continuada a personas con carritos llenos de
papel higiénico. El efecto contagio es imparable. A su vez, hay otro
fenómeno: los estantes de este producto son grandes, con lo cual, cuando
se quedan vacíos ese hueco genera impacto. Genera sobre todo, sensación de
carencia y necesidad de compra de ese bien preciado. El hecho de que el volumen
de compra de este producto sea tan elevado, despierta otro miedo: la
posibilidad de quedarnos sin él. Es el pez que se come la cola y que además
retroalimenta otro miedo: el de la carencia.
Hay otro factor no menos interesante desde un punto
de vista psicológico. Cuando atravesamos por momentos complicados, cuando nos
rodea la incertidumbre, la angustia o la inquietud, hay un
comportamiento que nos da sensación de control: comprar. El simple hecho
de tener en casa un buen abastecimiento de comida y productos básicos
alivia. Porque con ello, vemos cubiertas nuestras necesidades esenciales y
el cerebro experimenta tranquilidad ante este hecho. Para concluir, más allá de
lo irónico que nos pueda parecer esta conducta, tiene explicación, es
comprensible y no es más que un efecto más asociado al pánico. No importa que no sea esencial para nuestra
supervivencia, en instantes de crisis, tenerlo cerca genera sensación de normalidad,
de control. Para salir del aislamiento social es básico
que te abras a nuevas experiencias, que aprendas a salir de tu zona de
confort y que te pongas en situaciones nuevas.
La solución para mantenernos equilibrados y sanos mentalmente; ¿Cuál es la importancia de los “40 días” en la
biblia?" Respuesta: El número 40 aparece a menudo en la biblia. Ya
que el 40 aparece con tanta frecuencia en contextos relacionados con el juicio
o con pruebas, muchos eruditos lo entienden como el número de
"prueba" o "juicios". Esto no significa que el 40 es
completamente simbólico; todavía tiene un significado literal en las
escrituras. "Cuarenta días" significa "cuarenta días", pero
parece que Dios ha elegido este número para enfatizar momentos de problemas y
dificultades. La cuarentena, en medicina, es un término para describir el
aislamiento de personas por consecuencia de una enfermedad, durante un período
de tiempo no específico para evitar o limitar el riesgo de que se extienda la
mencionada enfermedad, como por ejemplo el coronavirus. Las formas de
aislamiento más antiguas efectivas conocidas son las mencionadas en el Pentateuco (Biblia) hace más de
3400 años, de la que se siguieron los consejos, especialmente en el caso de
la lepra. A partir de los siglos XIII y XIV toma auge.
Las personas infectadas fueron separadas para evitar la propagación de la
enfermedad entre los antiguos israelitas bajo la ley mosaica, como grabados en
el antiguo testamento. Para fines médicos actualmente existen las cuarentenas
de periodos de ochenta y cuarenta días, dependiendo de la gravedad de la
enfermedad y el país donde ocurra el evento.
Aquí están
algunos ejemplos de la biblia donde se usa en número 40 que hacen hincapié en
el tema de pruebas o juicio:
Génesis. Y el diluvio estuvo cuarenta días sobre la tierra; y las aguas se multiplicaron, y alzaron el arca, y fue alzado de sobre la tierra.
Génesis 7:4 Porque dentro de siete días haré llover sobre la tierra cuarenta días y cuarenta noches, y borraré de la faz de la tierra a todo ser viviente que he creado.
Génesis 7:12 Y cayó la lluvia sobre la tierra por cuarenta días y cuarenta noches. Después que Moisés mató al egipcio, huyó a Madián, donde pasó 40 años en el desierto cuidando ovejas (Hechos 7:30). Moisés estuvo en el monte Sinaí durante cuarenta días y cuarenta noches (Éxodo 24:18). Moisés intercedió a favor de Israel durante 40 días y 40 noches (Deuteronomio 9:18, 25). La Ley especificó un número máximo de azotes que un hombre podría recibir por un crimen, fijando el límite en 40 (Deuteronomio 25:3). Los espías israelitas les llevó 40 días para espiar Canaán (Números 13:25). Los israelitas divagaron durante 40 años (Deuteronomio 8:2-5). Antes de la liberación de Sansón, Israel sirvió a los filisteos durante 40 años (Jueces 13:1). Goliat se burló del ejército de Saúl durante 40 días antes de que David llegara para matarlo (1 Samuel 17:16). Cuando Elías huyó de Jezabel, viajó 40 días y 40 noches hasta el monte Horeb (1 Reyes 19:8). El número 40 también aparece en las profecías de Ezequiel (4:6; 29:11-13) y Jonás (3:4). En el nuevo testamento, Jesús fue tentado durante
40 días y 40 noches. Mateo 4:2 Y después de haber ayunado cuarenta
días y cuarenta noches, entonces tuvo hambre. Hubo 40 días entre la
resurrección y la ascensión de Jesús (Hechos 1:3). Si realmente el número 40 tiene o no algún
significado, es aún objeto de debate. La biblia definitivamente parece que usa
el 40 para enfatizar una verdad espiritual, pero debemos señalar concretamente
que la biblia en ninguna parte asigna algún significado especial al número 40.
Como
enfrentarlo: Para combatir la ansiedad por coronavirus se necesita
algo más: debemos entrenar nuestro enfoque mental. Se trata en realidad de
reducir la hiperactividad de la amígdala cerebral y de nuestras
emociones, para activar la corteza prefrontal. Esa región que nos permite
actuar y pensar de manera más centrada y reflexiva.
Para la ansiedad es Salmo 34:4 Busqué al SEÑOR, y El me respondió, y me libró de todos mis temores.
Filipenses
4:8 .Por último, hermanos, piensen en todo lo verdadero, en todo lo que es
digno de respeto, en todo lo recto, en todo lo puro, en todo lo agradable, en
todo lo que tiene buena fama. Piensen en toda clase de virtudes, en todo lo que
merece alabanza.
Juan 16:33 Estas
cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tenéis tribulación;
pero confiad, yo he vencido al mundo.
Para la angustia Filipenses 4:6-7. "Por
nada estéis angustiados, sino sean conocidas vuestras peticiones
delante de Dios en toda oración y ruego, con
acción de gracias. Y la
paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará
vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús."-
Recomendaciones.
1. Evita la
infoxicación. Llamamos infoxicación a la sobrecarga informativa. (a
saturación de información la cual no te deja continuar con lo que de
verdad deseas). La Organización Mundial de la Salud ha reconocido que
la crisis actual está generando estrés a la población y un modo de
reducir el impacto es evitar estar expuestos las 24 horas del día a las
noticias y datos que van saliendo a cada segundo. Debemos estar informados, sí. Pero no nos obsesionemos. Estar
pendientes de las cifras, las tasas de infección y las especulaciones eleva la
ansiedad por coronavirus. Juan 14:1 No se turbe vuestro corazón; creed en Dios, creed también en mí.
2. Ante los
pensamientos negativos, racionaliza. Tener miedo es lógico y esperable. No
obstante, ese miedo debe ser racional, por ejemplo –> «Temo infectarme.
¿Qué debo hacer entonces?» tomar medidas de prevención». «Me da miedo que mi
padre o mi abuelo enferme» -> « ¿Qué puedo hacer? protegerlos».
El miedo debe ser un mecanismo que nos permita
tomar medidas útiles para la acción. Sin embargo, debemos por encima de todo,
controlar esos pensamientos negativos que movilizan y aumentan el pánico.
De este modo, si nos asaltan ideas como «vamos a
morir o esto no va a tener solución», lo que debemos hacer es
racionalizar. ¿De qué manera? Buscando información fiable. Basta con consultar
los datos estadísticos de China: la tasa de letalidad es del 2.3 %. Filipenses 4:6-7 Por nada estéis afanosos; antes bien, en todo, mediante oración y
súplica con acción de gracias, sean dadas a conocer vuestras peticiones delante
de Dios. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros
corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús.
3. Ante la
incertidumbre, rutinas. La ansiedad por coronavirus se alimenta de la
incertidumbre. La realidad es esta: estamos ante algo a lo que nunca nos
habíamos enfrentado. Es un virus nuevo y de momento no hay vacuna.
No sabemos tampoco cuánto durará la cuarentena y
estas medidas tan restrictivas. Todo ello nos aboca a un estado de incerteza
que no todo el mundo puede gestionar. ¿Qué podemos hacer ante esto? Lo mejor es
centrarnos en el momento presente, en el aquí y ahora. Lo ideal en estos
casos es establecer una rutina que cumplir y que nos obligue a focalizarnos en
el momento actual. (Isaías 43:2). “Cuando
pases por las aguas, Yo estaré contigo, y si por los ríos, no te cubrirán.
Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama te abrasará”
4. Compartir
emociones para vivir mejor. La angustia es un sentimiento común, sentirla
no nos hace débiles. Es momento de aceptar todas nuestras emociones y de
compartirlas con los demás para hallar el equilibrio. No se trata de intensificar el miedo, sino de manejarlo entre
todos, de crear espacios donde nutrirnos de esperanza, energías y confort
emocional. Hebreos 10:24 - Busquemos la manera de ayudarnos unos a
otros a tener más amor y a hacer el bien.
5. Ser
realistas: el riesgo ni se minimiza ni se maximiza. Un modo de gestionar la
ansiedad por coronavirus es ser realistas en todo momento. No hay que caer
en mecanismos de defensa psicológicos en los que minimizar el riesgo, decirnos
que por ser jóvenes o por estar en una zona con bajo índice de afectados,
corramos menos peligro.
Por otro lado, tampoco hay que maximizarlo
hasta el extremo de sufrir insomnio y dejar que el COVID-19 sea nuestro
único pensamiento. Hay un riesgo real y debe aceptarse. Se trata
básicamente de adaptarnos a esta realidad siendo responsables de nosotros
mismos y de los demás. Si me dejo llevar por el pánico no ayudo. Si lo infravaloro
me pongo en riesgo y pongo a los demás. Por tanto, actuemos con equilibrio y
sentido común. Proverbios 22:3 El prudente ve el mal y se esconde, más los
simples siguen adelante y son castigados.
6. No tengo el control de lo que ocurre
pero sí puedo controlar mis reacciones y actuaciones. Para manejar la
ansiedad por coronavirus hay que asumir otra realidad: no tengo control
sobre nada de lo que haga el COVID-19. No obstante, sí puedo controlar mis
reacciones y comportamientos. Es momento de preguntarme cómo quiero recordarme
el día de mañana cuando pase esta crisis. Lo ideal es verme a mí mismo como
alguien que mantuvo la calma, alguien que fue responsable, que se cuidó a sí
mismo y fue capaz de atender a los demás. Salmos 94:19 En medio de las preocupaciones
que se agolpan en mi mente, tú me das consuelo y alegría.
7. Objetivos cotidianos y conexión. Nadie
podía prever la situación actual, pero la estamos viendo y sin lugar a dudas la
afrontaremos. No obstante, hasta que llegue ese día y logremos reducir la curva
de infección como lo ha conseguido China, pueden pasar semanas.
Hasta ese día,
hay dos elementos que nos ayudarán a reducir el peso de la ansiedad por
coronavirus: marcarnos objetivos y mantener el contacto con las personas que
queremos. Los objetivos deben ser a corto y largo plazo. Cada día cuando
nos levantemos es recomendable marcarnos una meta (leer un libro, hacer
algo nuevo con la pareja o con los hijos, hacer limpieza en casa, escribir,
pintar, etc). Los objetivos a largo plazo deben recordarnos que los propósitos
vitales siguen estando ahí, guiándonos y ofreciendo esperanza. Josué 1:7 “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no
temas ni desmayes. Porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera
que vayas”
Por otro lado,
es esencial mantener el contacto con los nuestros. Ahora más que nunca,
Whatsapp y las videollamadas son nuestro sustento cotidiano. Hagamos uso de
ellas y mantengamos la esperanza.
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