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jueves, 30 de mayo de 2019

LA INTOLERANCIA SOCIAL

No es verdad que sea la ira; 
                                               es la desesperanza de un futuro con miedo.

Tema: Modificación de Conducta
Por: Carlos A Venegas M. ps

Si la definimos como una incapacidad  de la persona que actúa no respetando las opiniones, ideas o actitudes de los demás si no coinciden con las propias, nos estamos acercando a un comportamiento iracundo, es una adjetivo que indica propensión a la ira como también significa que alguien está lleno o poseído de ira.  En referencia a lo anterior, se puede deducir que la intolerancia es un antivalor que no permite una buena convivencia entre las personas. Al oír el versículo Efesios 4.26 de la biblia que dice airados pero no pecar, nos muestra que una persona iracunda no siempre actúa con agresividad. La ira también se puede manifestar de forma pasiva, por ejemplo, a través de manipulaciones o comportamientos compulsivos. Existen respuestas fisiológicas del organismo como la liberación de adrenalina. Existen mecanismos para procesar o controlar esa ira que en ocasiones, se produce por problemas subyacentes como la frustración ante un deseo insatisfecho. En Psicología, la ira se suele considerar una de las emociones primarias, en principio es automática y tiene una función adaptativa de respuesta ante un estímulo. Sin embargo, cuando la ira no se procesa de forma correcta, da paso al rencor, que sería una emoción secundaria (en ocasiones también llamado sentimiento), y que se caracteriza por la violencia o el odio patológico. Por lo tanto, una persona iracunda tiene tendencia a la cólera, la rabia y la irritabilidad o la manifiesta de un modo negativo para sí misma o para el entorno. Pero si es un ambiente intolerable es un adjetivo que describe una cosa o alguien que no se puede tolerar, por ejemplo: cuando se observa una situación de maltrato infantil, la misma se torna intolerable para quien vive la situación como para quien la observa o, el individuo que no acepta actitudes injustas y dañinas se puede decir “es intolerable estar con él” o "¡que intolerante es la situación!". La ira es la consecuencia de la impotencia y desesperanza en la vida por no saber como enfrentar los problemas y darle soluciones.

Al referirme a la intolerancia social en esta nota, es enfocarme en la violencia, crímenes e injusticia,  se consume a diario y se mentaliza por medio del las vías de comunicación como los noticieros, programas de competencias reality,  películas entre otras, somos testigos de ella casi a diario, aunque no siempre termine en un episodio violento. Hay factores que la atizan: el tránsito colapsado, los problemas en el transporte público o los laberintos burocráticos son apenas algunos ejemplos. Pero, de acuerdo con sociólogos y especialistas en psicología social, hay elementos de sobra para concluir que la intolerancia es un comportamiento que lo asumen como normal, en todo hecho trivial que desemboca en una ira desmedida se canalizan enojos y frustraciones más profundas ligadas muchas veces a un contexto de enorme desigualdad . Según los expertos, una sociedad fragmentada, en la que no necesariamente vemos al otro, al que tenemos al lado, como un semejante sino como un rival y en peor de los casos un enemigo de nuestra subsistencia. Nos movemos por una ciudad colapsada con una fuerte sensación de desamparo, producto de nuestra baja credibilidad en las instituciones y de los gobernantes en general, fuertemente marcada por la grieta de la desigualdad, otra forma de confrontación. Y mientras lo hacemos, preocupados por la inflación y la pérdida de nuestro poder adquisitivo, el sentimiento que prima es la cautela, el miedo al otro, producto de la inseguridad. ¿Cómo podrían nuestros lazos sociales no verse alterados frente a este contexto?
"Las relaciones afectivas y los estados de ánimo de los seres humanos en especial latinoamericana  que hay sobrepoblación en centros urbanos provoca un empeoramiento del entorno, una disminución en la calidad de vida o situaciones de hambre y conflictos están siendo atravesados por el contexto inmediato social, por los déficits en cuestiones que hacen a la economía y la capacidad de subsistencia" cada día mas precaria la condición humana. "En nuestra población urbana, la frustración por no poder planificar o lograr los objetivos personales propuestos se visualiza en los incrementos de síntomas de ansiedad y depresión, en tanto que en algunos la respuesta de irritabilidad o agresión pueden ser formas no adaptativas de afrontar las situaciones problemáticas a la luz de crisis sociales y económicas" De acuerdo con un estudio, en 2018 el 21% de los argentinos manifestó sufrir malestar psicológico; un 22,5% dijo que evade sus problemas sin intentar afrontarlos; un 13,6% expresó sentirse poco o nada feliz, en tanto que un 14,9% afirmó no tener proyectos personales es una escena que se repite en la gran mayoría de países del continente. Las cifras, en todos los casos, aumentan notablemente -en algunos, se duplican- en los contextos socioeconómicos más vulnerables. "No vamos hacia un estallido social pero sí estamos ante un fenómeno de implosión social, la gente no quiere lío pero explota por dentro y lo demuestra mediante depresión o violencia. Tiene que ver con la dificultad de llegar a fin de mes, pero también con que se rompió el contrato social. Hoy mucha gente no cree en la política, entonces siente que tiene que arreglárselas como pueda, ante la injusticia que asumen las autoridades competentes.  Esta situación me recuerda un texto bíblico En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía como mejor le parecía”. (Jueces 17). Cada uno se la juega y eso genera mucha tensión interna, sobre todo cuando además vemos que al que va delinquiendo le va mejor" según el lente de los derechos humanos es visto que hay que proteger el que viola la ley esa impotencia se trasforma en ira  generando violencia. Pese a que efectivamente no existe una definición de violencia ampliamente aceptada por los estudiosos, podemos encontrar algunas que han ofrecido un cierto consenso sirviéndonos para darle forma a esta nota. Particularmente se encuentra en esta línea aquella que destaca el uso de la fuerza para causar daño a alguien. Elsa Blair cita algunas de estas definiciones. Retomamos tres para iniciar el análisis. La primera la toma del investigador francés Jean Claude Chesnais, quien dice: "La violencia en sentido estricto, la única violencia medible e incontestable es la violencia física. Es el ataque directo, corporal contra las personas. Ella reviste un triple carácter: brutal, exterior y doloroso. Lo que la define es el uso material de la fuerza, la rudeza voluntariamente cometida en detrimento de alguien". Una segunda definición se encuentra en una cita que la autora realiza de Jean-Marie Domenach: "Yo llamaría violencia al uso de una fuerza abierta o escondida, con el fin de obtener de un individuo o un grupo eso que ellos no quieren consentir libremente"usada por los gobiernos. La última definición la refiere del investigador Thomas Platt, quien habla de al menos siete acepciones del término violencia, dentro de las cuales la que menciona como más precisa es: "fuerza física empleada para causar daño". ¿Será este el núcleo de la violencia? Sin embargo, cuando consideramos detenidamente este tipo de definición, surgen algunos componentes que pueden ser cuestionados. Para esta nota considero desde lo mencionado que la violencia no es una sustancia o un hecho aislado, totalmente terminado y asible en sí mismo, sino que se trata de relaciones sociales o, mejor dicho, del tinte que asumen ciertas relaciones sociales. Desde esta perspectiva, la violencia puede ser vista como un adjetivo que califica determinadas formas de relación. Así, por ejemplo, dentro de relaciones familiares o laborales, cuando éstas se presentan con signos de violencia, hablamos de violencia familiar o laboral. Otro rasgo frecuente en las relaciones violentas es la repetitividad de ciertos comportamientos o la recurrencia de los mecanismos en la producción de violencia, esto es, que se presenten patrones comportamentales por medio de los cuales se piense en alguna intencionalidad que marque la relación de los actores.
Por último, si bien no podemos decir que toda relación social es violenta o encierra violencia, sí podemos admitir que ésta siempre está presente como posibilidad dentro de las más variadas formas de relación social, desde las familiares a las políticas o económicas, y que cuenta con actualizaciones más o menos constantes, por lo que el análisis de la violencia nos puede mostrar de igual modo algunos aspectos globales de la historia social.

Otro motivo de manifestación de intolerancia se debe al incremento de la criminalidad, la aparición de nuevas formas de delincuencia más violenta, la inseguridad en las calles, la impunidad del delito y la deficiente participación de la policía han acrecentado la inconformidad de la sociedad hasta el punto de que el tema de la inseguridad pública delictiva es uno de los temas principales de debate social en el mundo. Muchos países en el mundo sufren altos índices de criminalidad y violencia, siendo la primera causa de muerte, al mirar nuestro continente encontramos  en Brasil, Colombia, Venezuela, El Salvador y México como los de más criminalidad. De acuerdo con un estudio realizado en México, 12,903 personas murieron a causa de la violencia de las bandas criminales entre enero y septiembre de 2011, es decir, 11% más que en el mismo periodo del año anterior.  (Marzo de 2014). Los efectos cotidianos de la violencia y de la criminalidad tienen dos sentidos: en primer lugar, por la comunidad y sus miembros, sea bajo la forma de eventos concretos, o sea a través de la "sensación de inseguridad". Esta sensación de inseguridad desarrolla expresiones concretas emocionales, siendo algunas de las más importantes el miedo, la angustia, la ansiedad y otras más que desencadenan trastornos de personalidad específicos.
De acuerdo con la Séptima Encuesta Nacional sobre Inseguridad (ensi 7/2010), el 80.3% de las personas encuestadas dejó de hacer alguna actividad o cambió sus hábitos por miedo a ser víctima de algún delito. Estos comportamientos son:
• Usar joyas.
• Que los hijos(as) menores salieran a la calle.
• Salir de noche.
• Llevar dinero en efectivo.
• Llevar tarjetas de crédito o débito.
• Visitar a parientes o amistades.
• Salir a caminar.
• Tomar taxis.
• Ir al cine o teatro.

Si bien es cierto que la delincuencia ha formado parte de las estructuras sociales desde el origen de las civilizaciones, la conducta delictiva actual ha adquirido diferentes matices y formas para expresarse, las cuales rebasan los límites de contención psicológica que pueden alterar la vida social de las personas. Esto se da aunado a la falta de protección por parte de las instituciones del Estado que deben brindar la seguridad pública a la ciudadanía. Asimismo, el ser humano aparece en un ambiente de pérdida de la credibilidad y confianza de estas instituciones, dificultando la tarea de protección personal.
Colombia vive hoy una situación de violencia generalizada. Las formas violentas de relación -caracterizadas por el predominio intencionado de la fuerza para la consecución de fines, con producción de daños a las víctimas- se han ido convirtiendo en predominantes tanto en los espacios de la vida privada como en los de la vida pública, e igual en las interacciones políticas que en las familiares, laborales y aún en las deportivas, sino observemos las barras bravas o los fanáticos en los estadios.
Retomando el tema de la intolerancia no se trata de una sensación es un hecho real de una conducta de intolerancia enraizada en la comunidad colombiana. Las cifras son dramáticas. Hace siete años, un 10 por ciento de los homicidios registrados por el Observatorio del Delito de la Dijín de la Policía eran atribuidos a riñas; hoy son casi el 40 por ciento del total. En un lustro, entre 2004 y 2009, la tasa de lesiones por violencia, que compila Medicina Legal, pasó de 200 a más de 300 por 100.000 habitantes. Nueve de cada diez lesiones personales el año pasado fueron por riñas (en 2003, eran seis de cada diez) y los casos de homicidios por "intolerancia social" -una categoría introducida por el Observatorio del Delito de la Dijín hace unos años- vienen subiendo geométricamente desde 2007. Crecen la violencia entre parejas y entre familiares, el maltrato infantil y contra adultos mayores: entre 2004 y 2009, los casos de violencia intrafamiliar saltaron de 60.000, una cifra ya muy elevada, a cerca de 95.000. La pregunta ¿Qué futuro tienen nuestra descendencia? Los ciudadanos de a pie tienden a resolver hasta los más nimios conflictos a golpes, a puñal o a punta de pico de botella. Aun sin conflicto o razón aparente, reacciones brutales estallan y terminan con muertos y heridos. Además de los medios de comunicación generan intolerancia al observar sus noticieros. Una pregunta que siempre ha gravitado entre los especialistas es si, además de que los grupos armados y el narcotráfico han tenido por décadas a medio país en jaque, Colombia está inmersa en una cultura de la violencia que permea la vida de toda la sociedad.  Las respuestas no son alentadoras. Si bien el crimen organizado es una realidad en el mundo y crece exponencialmente en América Latina, hay muestras de que en Colombia esa cultura que genera reacciones brutales en la vida diaria es más generalizada.
Carlos Mario Perea, director del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri) de la Universidad Nacional, comparó el caso de ciudades colombianas con México y Centroamérica, y encontró que mientras en estos países el crimen organizado es responsable hasta de un 92 por ciento de las muertes, en Colombia hay mayor participación de la sociedad en los actos de violencia, y prácticas macabras como las limpiezas sociales han convertido en rutinario cierto tipo de muertes, como las de consumidores de drogas o ladronzuelos. La frase "si lo mataron fue por algo" es un reflejo de cómo la normalidad del homicidio y la atribución de la culpa a la víctima -no al asesino- son peculiaridades de esta sociedad. El mal ejemplo viene desde la cúspide: "Qué se puede esperar del ciudadano común cuando hemos visto un proyecto político triunfante montado sobre el ejercicio sistemático de la muerte", señala Perea refiriéndose a la parapolítica. El mismo análisis cabría para los 'falsos positivos', que es tal vez el más emblemático y brutal ejemplo de desprecio por la vida de parte de una autoridad uniformada. "El que puede instaurar una ética de la vida es el Estado, pero si navega en la corrupción, es muy complicado”
El semiólogo Armando Silva añade a este quiebre social y moral el caos de la vida urbana. "Estamos apiñados, no hay aire, el tráfico es complicado, eso genera rabias. Son agentes estresantes de la acción violenta", dice. Tan estresada vive la gente que hay actos de violencia cotidiana que muestran que cada uno vive a su manera sus "días de furia", como en la película protagonizada por Michael Douglas en la que un veterano de la guerra de Vietnam, ofuscado en un trancón, decide convertirse en asesino sin freno por un día. Silva pone como ejemplo a un motociclista en Barranquilla que se enojó tanto porque un policía le pidió papeles que prefirió quemar la moto a pagar la multa. Más que hogares, decenas de miles de familias en Colombia parecen más bien teatros de guerra, en los que las víctimas son los niños y las mujeres. En esto coincide con Mauricio García, quien ha investigado la transgresión a las normas y ve una línea común entre dejar caer un papel en la calle y resolver una disputa a bala. "Hay una relación entre la facilidad con la que se violan normas de espacio público y las infracciones más graves. Uno de los problemas de Colombia es que hay mucha impunidad legal, pero sobre todo, mucha impunidad social: cuando uno critica al que incumple la norma, le caen encima. Es tan peligrosa la impunidad social como la penal. Hay una relación entre ambas, entre delitos menores que nadie sanciona y que la gente deja pasar y delitos mayores.

Pero ¿cómo se construye el estado de ánimo de una sociedad? El estado de ánimo de una sociedad está profundamente ligado a las condiciones materiales y sociales de existencia. "Las manifestaciones de violencia que van en creciendo desde el acoso verbal hasta la agresión física son indicadoras de una lógica de funcionamiento basada en la omnipotencia. Se pierde el sentido mismo y el valor de la vida. El otro ha dejado de ser un semejante y no se lo reconoce como tal". "Las investigaciones indican que cuando las personas están frustradas no siempre responden con agresión. Por el contrario, muestran muchas reacciones diferentes, las cuales varían desde la tristeza, la desesperación y la depresión, por un lado, hasta los intentos directos de vencer la fuente de frustración, por el otro. La agresión no es una respuesta automática a la frustración", De todos modos, si bien la relación entre desigualdad social y violencia no es lineal, es claro que las chances aumentan. "Distintos estudios en psicología social observan que en países caracterizados por una alta desigualdad económica las personas tienen más probabilidades de ser agredidas que en países con una menor desigualdad. 
Concluyo que estamos en una sociedad de Gente Tóxica descrita por Bernardo Stamateas en su libro Gente Tóxica” te acerca la figura del mete-culpas, el envidioso, el descalificador, el agresivo verbal, el falso, el psicópata, el mediocre, el jefe autoritario, el neurótico, el manipulador, el orgulloso y el quejoso. ¿quién no se ha comportado alguna vez como una persona tóxica en algún grado? las personas tóxicas pueden cambiar, no hay por qué colocarles de forma inamovible esa etiqueta estigmatizadora. Si se me permite el calificativo estamos formado antisociales Por esa razón cometen todo tipo de abusos y atropellos contra los demás. Esta es la conducta más peligrosa, pues según Ryback los antisociales tienden a ser camaleónicos y manipuladores. Además tienen una gran habilidad para mentir y seducir a sus víctimas. 
Colombia es un país con mayoría de Gente Tóxica donde abundan Las Leyes Y Escasea La Legalidad tomo como prueba lo que en este momento se vive con el caso de Jesús Santrich. No se han detenido las reacciones tras la decisión de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) de conceder la garantía de no extradición a Santrich y ordenar su inmediata libertad. Hasta el momento, se han escuchado la inconformidad expresadas por la fiscalia, la del presidente Iván Duque, quien también se mostró molesto frente al hecho e, incluso, afirmó que el pueblo colombiano estaba indignado; y de otros sectores políticos afines y en contra del proceso de paz. Sin embargo, poco se ha escuchado a quienes son el centro del acuerdo de La Habana: las víctimas. Considerar netamente la existencia de una ineficacia normativa y una cultura generalizada del incumplimiento, sino también a reformular si merece un país como el nuestro demandar tantos esfuerzos económicos e institucionales para dictar un marco jurídico que no parece cumplir su propósito. Por ejemplo no hay semana que en Colombia no se produzcan accidentes con muertos y heridos por causa de los irresponsables conductores borrachos y no pasa mayor cosa; quizá solo un 2% de los chóferes asesinos está en prisión, unos pocos con la casa por cárcel y el resto anda libre por la calle. Debido a esta impunidad, seguiremos registrando cada día más accidentes fatales en las vías por culpa de autoridades laxasa las que les da miedo aplicar justicia. Esto muestra la decadencia de esta época oscura del pueblo colombiano, ignorantes o evasores de la ley de Dios recordemos lo que biblia nos muestra en a declaración de Jueces 17:6 cuando un nación se olvida de las leyes universales para vivir como mejor le parezca“Cada uno hacía lo que bien le parecía”, es decir, la guía para sus vidas no era la Palabra de Dios, sino sus propios deseos, sus propios sentires, sus propios anhelos. Cada uno pensaba agradar y obedecer a Dios o a si mismo, no conforme Dios lo que había estipulado en la ley de Moisés, sino conforme al parecer o el sentir de cada uno. Es un peligro muy serio para cualquier nación cuando cada uno se guía por sus sentimientos, o deseos o el buen parecer, pues, nuestro corazón es engañoso y por lo general anhela lo que es contrario a la Ley de Dios: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?” (Jer. 17:9). ¿Qué es lo más importante en tu vida? ¿Qué es lo que Dios dice en Su palabra que debe ser lo más importante en tu vida? ¿Cuáles son los valores/principios en tu vida? Te animo a que tomes una pluma y un papel y escribas lo que quieras que sea importante en tu vida/familia. ¿Cuánto valoras la verdad o tiendes a comprometerte solo por contar una buena historia? ¿Tomarás la responsabilidad de tu familia como la cabeza o la dejarás caer solo porque estás muy ocupado en el trabajo?

El vicio de la ira se manifiesta cuando 'El necio da rienda suelta a su ira, pero el sabio sabe dominarla.' (Proverbios 29:11) o 'Porque la ira del hombre no obra la justicia de Dios' (Santiago 1:20). Este es un tema complejo y existen varios estudios que abordan este asunto basados en las Sagradas Escrituras y en reflexiones teológicas. En el Cristianismo se puede entender que la ira de Dios no se corresponde con la ira humana y es fruto del amor divino.

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