Tema: Relaciones Humanas
Tenemos que relacionarnos con toda clase de personas: colegas y compañeros de trabajo, estudio, compañeros o aliados en una causa, vecinos y conocidos, parientes y amigos. ¿Qué hace diferentes de los demás a los amigos? ¿Qué significa tener amigos? ¿Qué clase de amistades deberíamos buscar y cultivar?
El libro de Proverbios, más que cualquier otro libro de la Biblia, nos instruye acerca de los amigos. Por ejemplo: "Las riquezas traen muchos amigos" (Proverbios 19:4), podemos suponer qué clase de amigos probablemente sean. "Amigo hay más unido que un hermano" (Proverbios 18:24), a veces tenemos necesidad de amigos así.
Los amigos son algo más que colegas o compañeros de trabajo. Son diferentes de nuestros vecinos y conocidos. Tampoco son escogidos para nosotros como lo son los familiares. Los amigos son personas con las que compartimos voluntariamente parte de nuestra vida: crean responsabilidades y plantean demandas. Nosotros mismos escogemos los amigos, y existen razones para la elección que hacemos. El objetivo de las amistades es el de beneficiar a los dos amigos en aquellas áreas donde hay intereses mutuos o propósitos y deseos comunes. Pero que pasa cuando una amistad, no trae un beneficio en común sino que nos inclina a la degeneración; veamos esta estadística sobre el alcholismo y saquemos nuestras propias conclusiones. Se realizó un estudio epidemiológico observacional en Argentina en el que se encuestaron a 1059 alumnos, de ente 14 y 20 años; de los cuales 47 % eran del sexo masculino y 53% del sexo femenino. Del total de la población, 69,5% de jóvenes consumían bebidas alcohólicas. El dato mas interesante fue que en el 45,7% la edad de comienzo del consumo en ambos sexos fue a los 15 ± 1 año y el 19,4% fue a los 14 ± 1 año. El 92,1% refirió beber en grupos y los lugares donde se lleva a cabo este consumo son en la gran mayoría en fiestas (53%) entre sus amistades. Cuando se analizo la relación entre el tabaco y el alcohol se observo que solo el 24% de los jóvenes que consumían alcohol también tenían el hábito de fumar, con un mayor consumo por parte del sexo masculino. El alcoholismo ha pasado a ser definido recientemente, y quizá de forma más acertada, como una enfermedad compleja, con todas sus consecuencias. Se desarrolla a lo largo de años, los primeros síntomas, muy sutiles, incluyen la preocupación por la disponibilidad de alcohol, lo que influye poderosamente en la elección por parte del enfermo de sus amistades o actividades. El alcohol se está considerando cada vez más como una droga que modifica el estado de ánimo. Se caracteriza por una dependencia emocional y a veces orgánica del alcohol, y produce un daño cerebral progresivo y finalmente la muerte. El alcohólico se caracteriza por depender del alcohol, tanto física como psíquicamente, y la incapacidad de detenerse o abstenerse.
Hay personas cuya amistad no deberíamos cultivar, sin importarnos lo mucho que nos interesen en ciertos aspectos. Tales personas son descritas en forma detallada en 1 Corintios 6:9,10:
"No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos (drogadictos), ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios."
Estos son amigos indeseables. Recuerde la prevención: "Las malas conversaciones [amistades] corrompen las buenas costumbres" (1 Corintios 15:33). Nadie puede jugar con el fuego sin quemarse. Para ratificar lo dicho anteriormente veamos las siguientes "ESTADISTICAS EN COLOMBIA en el 2011:
De acuerdo con los resultados del estudio, cerca de la mitad de la población colombiana utiliza frecuentemente sustancias legales como el cigarrillo y el alcohol, y no menos de la quinta parte se encuentra en situación de riesgo o con problemas asociados al abuso. De otro lado, alrededor de 10% de la población ha usado sustancias ilícitas alguna vez en la vida, y casi 3% (que representa aproximadamente 540.000 personas), lo hicieron en el último año. El consumo reciente de sustancias ilícitas entre los hombres es tres veces mayor que entre las mujeres. El grupo de edad con mayor prevalencia de uso de psicoactivos ilícitos es el de 18 a 24 años (6%), seguido por el grupo de 25 a 34 años (3,9%) y el de 12 a 17 años (3,4%). Según este estudio, las sustancias ilícitas más consumidas en Colombia son: marihuana (2,3% en el último año), cocaína (0,7%), éxtasis (0,3%) y basuco (0,2%). También se reporta un alto consumo de sustancias inhalables (0,2% en el último año). Es de observar que nadie llega por si solo a estos vicios. Consumidores de droga estimados en todo el planeta (Fuente: Organización Mundial de la Salud - Naciones Unidas, información del año 2000). Heroína = 8,000,000. Cocaína = 13,300,000. Alucinógenos = 25,500,000. Amfetaminas = 30,200,000. Marihuana = 141,200,000. Sedantes = 227,400,000. Todos los detectados como consumidores se sitúan en una franja de edad superior a los 8 años, mostrando índices altos de malestares psicológicos o emocionales. Los jóvenes que asistieron algún centro de rehabilitación se asocian con trastornos mentales tales como la irritabilidad, ansiedad y depresión. Estos trastornos pueden asociarse al comportamiento delictivo, rebeldía y fracaso académico, profundizando de esta manera la desarmonía familiar. Del total de los entrevistados, cuatro de los adolescentes presentaban problemas judiciales derivado del consumo de drogas. Los estudios epidemiológicos muestran perfectamente la correlación que existe entre estas patologías del comportamiento y el entorno social. El 78% de los adolescentes de la muestra tienen Historia Familiar positiva (heredados) de abuso de dependencia de sustancias en uno o ambos progenitores o en familiares de segundo grado frente al 20% de los pertenecientes al grupo de no consumidores. Luego de analizar con detalle los datos obtenidos en la investigación, podemos llegar a las siguientes conclusiones:
- Que no existe ninguna diferencia entre las niñas que consumen droga y los varones.
- Que a pesar de las características psicosocial (amistades) de los jóvenes que ingresan a estos centros de reclucion por delitos, no esperábamos un porcentaje de consumidores tan altos.
- Por otro lado es evidente que la desintegración familiar y la falta de bases sólidas dentro del hogar la paternidad irresponsable son factores desencadenantes para el comportamiento de esto jóvenes.
- Que el resultado final de estas vidas en 87% es la muerte es decir inducidos al suicidio. Desde el punto de vista clínico y de salud pública el suicidio es una de las principales causas de muerte en el mundo, considerándose como la tercera causa de muerte en adolescentes y la séptima en adultos. De acuerdo a estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año se suicidan en promedio 1.000.000 de personas y se estima que cerca del 1% del total de las muertes son debidas a esta causa. El impacto psicológico, social y económico de este tipo de muertes es significativo en términos de sufrimiento para los sobrevivientes y de disminución en la productividad por muertes prematuras. Los resultados de diversos estudios señalan que los hombres se suicidan entre tres a cuatro veces más que las mujeres, aunque son las mujeres quienes más lo intentan. Este patrón puede explicarse por una mayor frecuencia de síntomas depresivos y el uso de métodos menos letales por parte de las mujeres. Con respecto a la distribución de género, la relación hombre-mujer es igual a la reportada previamente, es decir 4 hombres por cada mujer. Teniendo en cuenta los datos de los dos géneros de forma agrupada, el rango de edad en los cuales se presentaron más suicidios fue en la población 18 a 24 años. Conclusión. El suicidio es un fenómeno de creciente preocupación en salud pública por el impacto social que genera. En Colombia, aunque las tasas han permanecido estables en numero en los últimos 20 años, se ha observado un aumento en el suicidio de adolescentes y adultos jóvenes, disminuyendo el de los adultos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) clasifica a los adolescentes de 10 a 19 años de edad y a los jóvenes de 15 a 24 años.
Al analizar esta hecatombe mundial que nos queda por hacer, o cual es la única solución, veamos:
"Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer" (Juan 15:15).
¿Cuál es el origen de esta cadena progresiva? ¿Dónde empieza la desvalorización de las reglas de convivencia, la trasgresión a la norma, el desafío constante al orden establecido, que deriva, finalmente en la ruptura de un orden social?
¿Qué lleva a nuestros niños, adolescentes y jóvenes a cometer primero conductas antisociales y después conductas ilícitas?
Sabemos que una socialización inadecuada del niño debilita las relaciones de los jóvenes hacia los grupos convencionales como pueden ser la familia, la sociedad, la escuela y le induce a crear vínculos con otros grupos en los que va encontrando eco a su desintegración y en donde refuerza su conducta desviada. Durante la niñez, se aprenden valores, hábitos y estilos de vida propios de los grupos en los que los niños se desenvuelven (familia, escuela, comunidad). En esta etapa, los niños aún no han consolidado marcos referenciales ni conceptuales que les permitan discernir adecuadamente entre lo bueno y lo malo. Aún no han construido una personalidad firme que les facilite encarar la realidad de manera satisfactoria. Este proceso de selección y en todo caso, de rechazo, se iniciará
durante la pubertad y se extenderá al menos hasta la adolescencia.
La pubertad y la adolescencia son etapas de intenso crecimiento. En este periodo, como parte de un proceso de desarrollo normal (y hasta deseable) que llevará a los jóvenes a una mayor autonomía y al aprendizaje de nuevos roles, los adolescentes someten a juicio los hábitos y estilos de vida aprendidos, exploran nuevas sensaciones, ponen a prueba los límites familiares y sociales, dan salida a sus impulsos y adoptan conductas de riesgo entre las que se encuentran los actos disruptivos y violentos, la comisión de infracciones y los actos delictivos. La adopción de estas conductas dependerá de la presencia o ausencia de diferentes factores de tipo individual, familiar y social, como pueden ser la impulsividad, la firmeza de los aprendizajes de la niñez, el acompañamiento que los padres hagan durante el proceso de crecimiento de sus hijos, el grupo de pares, la influencia de los medios de comunicación, etc. Es imperante desde el núcleo familiar orientar y enseñar al adolescente los valores morales, hábitos de sana convivencia como la obediencia; con amor. Pero por encima de estos códigos morales debe estar la Palabra de Dios la biblia en la mente y en el corazón y así podrá cosechar amistades altamente deseables. "El que anda con sabios, sabio será" (Proverbios 13:20). "Anda" denota una dirección y destino comunes. Las amistades indican el rumbo que está tomando nuestra vida, y es el camino al reino de Dios el que debería determinar nuestras amistades. Debemos escoger nuestros amigos de acuerdo con los principios bíblicos, porque de otra manera corremos riesgos graves. Esto es verdad para todos nosotros, pero lo es más para aquellos que están escogiendo su compañero de vida. Matrimonio solamente en el Señor es el mandato bíblico. Algo distinto de esto hará más difícil nuestro camino en Cristo, para decir lo menos. Peor aún, puede conducirnos al naufragio espiritual. En todas las sendas de la vida deberíamos recordar la advertencia del Espíritu por medio de Pablo: "No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo; y yo os recibiré y seré para vosotros por Padre, y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso" (2 Corintios 6:14-18).
La mayor parte de las personas que conocemos no aceptan la autoridad de la palabra de Dios, ni siquiera en parte, y las que aceptan algunas partes se encuentran a oscuras en lo que se refiere a la operación de la mano divina en los asuntos del mundo. Posiblemente tengan una "apariencia de piedad, pero negarán la eficacia de ella" (2 Timoteo 3:5). El apóstol Pablo amonesta a Timoteo que se aparte de estos. Muchas de estas personas llevan una vida muy activa y logran muchas cosas; pero no aman al Señor Jesucristo. Algunos afirman que lo aman, pero no aceptan la autoridad absoluta de su palabra cuando dice: "Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que os mando" (Juan 15:14). ¿Cómo puede alguno de nosotros formar amistades dignas con aquellos que no aman al Señor Jesucristo? Cómo pueden los jóvenes en el umbral de la vida darse el lujo de enamorarse de alguien que no conoce ni ama al Salvador?
En todas estas cosas tenemos libertad para escoger lo que haremos. En respuesta a su llamado, hemos escogido seguir a Cristo. ¿Cómo podríamos contemplar la posibilidad de apartarnos de aquellos ideales y valores por acompañarnos de amigos que no los defienden ni respetan? Clubes y grupos mundanos, amigos y pasatiempos sociales, pueden conducirnos a aquel país adonde viajó el Hijo Pródigo que abandonó a su padre "y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra" (Lucas 15:15). Separarse por causa de la verdad no es aislarse. Significa asociarse con las personas adecuadas para fines correctos y en el momento apropiado. De lo contrario cosecharemos los frutos de la advertencia que por medio de Santiago nos hace Dios:
"¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios? Cualquiera, pues, que quiera ser amigo del mundo, se constituye enemigo de Dios" (Santiago 4:4).
Pero Jesús, quien dio su vida por sus amigos, declara:"Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer" (Juan 15:15).
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