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sábado, 7 de abril de 2018

EL DERECHO A LA VIDA….. DERECHO PENA DE MUERTE

¿ES UNA NORMA DE DOBLE MORAL? 
Por: Carlos A Venegas M-Ps.
Se dice que es el derecho que se reconoce a cualquier persona que se le protege de ser privado de su vida, el derecho usualmente se reconoce por el simple hecho de estar vivo; se considera un derecho fundamental de la persona. La protección a la vida no solo trata de impedir la muerte de una persona, sino toda forma de maltrato, que haga su vida indigna y destructiva. Se considera que atentar contra la vida es; el genocidio (actos destructivos de un grupo por su nacionalidad, religión, raza o etnia) la desaparición forzada de personas (práctica usual entre los gobiernos que ejercen terrorismo de estado, para secuestrar a sus enemigos políticos, torturarlos y matarlos), la esclavitud, las torturas, y los malos tratos entre otros. El derecho a la vida está plasmado en el artículo 3.° de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: "Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona". En el papel aguanta todo pero en el ejercicio es otra cosa y es que en decir, que se le protege de ser privado de su vida, es en extensión guardarlo de todo aquello que pueda ir en contra del individuo y que ocasione la muerte. Actualmente la han hecho extensiva derecho vida de ciertas especies de animales, sino, preguntarles a los activistas de proteger a los animales. Cuando en la realidad vemos que se ha incrementado los homicidios, asesinatos, muerte por hambruna, desamparo en la salud, desapariciones forzadas, genocidio, el aborto y la eutanasia entre otros. Es decir o ciertamente este derecho nació torcido, esta norma se considera de doble moral en el tratamiento dado a diferentes grupos de personas, es decir, que injustamente permiten más libertad de conducta a un sujeto que a otro. Por ejemplo en Colombia los jueces protegen al agresor que al agredido si este actúa en defensa propia. Esta forma de tratamiento diferenciador podría catalogarse como una doble moral porque dos grupos sociales son sometidos a criterios morales diferentes. Por lo tanto, ante la acusación de un trato desigual, lo que se da es una justificación "adecuada" para el tratamiento diferente y no un empeño en eliminar el trato desigual propiamente dicho. Este mecanismo es muy común en los centros de poder. El antiguo aforismo latino "Quod licet Iovi, non licet bovi" ('Lo que es lícito para Júpiter no es lícito para todos') capta la idea de las relajadas normas de comportamiento que la Elite aplica a sí misma y las normas más ásperas que aplica a las masas. Y es que para la Elite por debajo de cuerda le es bien sabido que le conviene que se disminuya la población mundial, es más sabemos que hay un plan ejecutándose desde los años 1960. Volviendo a tomar como ejemplo a Colombia con mucha tristeza no ha sido suficiente ni ha dado resultados construir instrumentos básicos para la divulgación y el respeto por los derechos humanos en los diferentes estamentos de la sociedad colombiana, disque el objetivo es buscar y fomentar la convivencia pacífica y promoviendo la participación comunitaria en todos sus niveles, iniciando el proceso para la creación de la nueva cultura de la tolerancia, el respeto y la participación. Así lo demuestran las cifras que dan a conocer en Colombia que en un solo año han muerto en forma violenta 245 personas, esto es sufrido por la población en forma permanente. A esta situación la rodean otros casos como son el abandono de niños, violaciones, violencia intrafamiliar en fin toda la sociedad está inmersa en ese tipo de violaciones y sencillamente la está viviendo y es que el gobierno no tiene la autoridad moral de pararla. El año 2016, alrededor de 33 colombianos fueron asesinados cada día. Para los entendidos en la materia su objetivo es lograr una mayor reducción de homicidios (¿cómo?), se necesitarían compromisos más serios y políticas innovadoras, distintas a la lógica de la confrontación y la eliminación del enemigo (concepto de guerra). Es cierto que se necesitan compromisos más serios sin desconocer un factor importantísimo que es la mentalización de la violencia que hay en nuestras últimas generaciones. Veamos las siguientes estadísticas y la pregunta que nos hacemos; que informe o gestión ha elaborado al respecto el Consejo de Derechos Humanos, Amnistía Internacional o Human Rights Watch y Oxfam Internacional cuando todos están a favor de la abolición de la pena de muerte, pero lo curioso es que soterradamente la permiten con estos hechos, ¿será una falsa piedad?

EL DERECHO A LA VIDA FRENTE:

ABORTO: El aborto en la actualidad es un tema muy debatido y controversial, ya que muchas mujeres deciden abortar por distintos casos… * La mujer tiene el derecho de elegir si desea o no ser madre. El medico puede realizar un aborto en caso que el niño haya sido concebido por una violación.
Se estima que, en el período 2010–2014, ocurrieron unos 56 millones de abortos (muertes) inducidos cada año a nivel mundial. Esta cifra representa un aumento con respecto a los 50 millones por año observados durante 1990–1994, debido principalmente al crecimiento poblacional. De las 1.64 miles de millones de mujeres en edad reproductiva en el mundo, el 6% vive en lugares donde el aborto está completamente prohibido y el 37% vive en lugares donde es permitido sin restricciones en cuanto al motivo. La mayoría de las mujeres viven en países cuyas leyes se ubican entre estos dos extremos. Entre los años 2000 y 2017, 33 países ampliaron las circunstancias bajo las cuales el aborto es permitido legalmente.
Quienes se encuentran en contra de despenalizar el aborto esgrimen los siguientes argumentos:
a) La primacía absoluta del derecho a la vida.
b) El derecho del nasciturus sobre cualquier otro derecho.
c) El aborto es un homicidio.
d) Su práctica va en contravía de las normas jurídicas y éticas.
e) Efectuarlo va en contra de la Ley Divina.
  
EL HAMBRE EN EL MUNDO: nunca se erradicará totalmente, ya que no conviene a los diferente organismos políticos…pero hablamos de derecho a la vida. En la actualidad 854 millones de personas mundialmente no tienen suficiente que comer. 28,000 niños menores de cinco años mueren cada día de causas evitables, más del 50% de este número, por causas relacionadas con el hambre.

AL GENOCIDIO: La muerte de una persona es un hecho trágico, pero la muerte de un millón es simple estadística”*. Estos casos han estado muy presentes en nuestra sociedad. No podemos olvidar el atentado del 11Septiembre. Estos días han dejado una huella grandísima en el mundo, y difícilmente alguna vez será olvidado… Serbios, griegos, armenios, camboyanos, tibetanos, judíos, hutus, tutsis… pueblos enteros masacrados, deportados o encerrados con un balance aterrador de más de 100 millones de muertos, muchísimas personas  mueren, y podemos hacer bien poco.

DESAPARICIONES FORZADAS: Son muchísimos los casos que van apareciendo día a día respecto a las desapariciones, secuestros… muchas de estas desapariciones o secuestros acaban en la muerte de estas personas, un caso muy actual es el de Marta del Castillo Casanueva, la cual estuvo desaparecida durante varios meses y al final su ex-novio la había matado… Muchos otros casos no tienen respuesta como el caso de Mari Luz… Desde 1983, existe una media de 1.900 casos al año de más de 80 países. Este total de 47.000 casos en 25 años representa 5 casos por día o una “desaparición” cada 4,6 horas. En la actualidad hay 41.257 casos pendientes en 78 países. En el último informe del Grupo de Trabajo, los 15 países con los peores casos de desaparición sin resolver (de los que había 41.257 en todo el mundo) eran:
1.    Irak: 16.387                                                                       9.  Filipinas: 615
2.    Sri Lanka: 5.516                                                               10. Irán: 513
3.    Argentina: 3.303                                                               11. Rusia: 457
4.    Argelia: 1.952                                                                   12. Timor Oriental: 425 
5.   Guatemala: 2.899                                                             13. India:  331
6.    Perú: 2.368                                                                      14. Nepal: 320 
7.   El Salvador: 2,270                                                            15. Líbano: 312
8.   Colombia: 957

LA EUTANASIA es hoy en día un tema muy actual… hay casos y casos, destacando el caso de Eluana, la joven que llevaba en coma ya más de 17 años, y cuyos familiares querían retirarle la alimentación para que muriera y no sufriera más… sólo dos países, Holanda y Bélgica, tienen una legislación que permite la eutanasia. El 28 de noviembre de 2000, el Parlamento de Holanda aprobó una ley que permite la eutanasia y el suicidio con asistencia médica. Bélgica registró 705 casos de eutanasia durante el año pasado, lo que supone un 42% más que en 2007, según datos de una comisión federal de control que publicó  el diario L’Avenir. Entre los casos de eutanasia declarados, alrededor de un 80% han sido solicitados por enfermos de cáncer a quienes los médicos les habían pronosticado tan sólo unas semanas o un mes de vida. El CCNE explicó que en Bélgica el número de eutanasias de personas enfermas de neuropsiquiatrías ha pasado del 8 por ciento, al 24 por ciento en dos años. En 2006 se practicaron 429 muertes por eutanasia y en 2011, la cifra subió a 1.133. En 2011 en este mismo país, un matrimonio obtuvo por primera vez la eutanasia conjuntamente: el esposo la tomó a causa de un tumor terminal, y la esposa alegó sufrimiento por la enfermedad de su marido y su avanzada edad. 
En Holanda, se verifica un constante aumento de casi el 18 por ciento de muertes entre 2010 y 2012. Esta situación fue advertida en el año 2009, cuando el aumento era de 13 por ciento anual, y la Organización de las Naciones Unidas manifestó públicamente su preocupación frente al aumento del número de casos.  “Hay un riesgo –afirma el informe-, de que los pacientes que podrían haber reencontrado el gusto por vivir no recibieran los cuidados a los cuales habrían tenido derecho”.
A pesar de la legalización de la eutanasia o el suicidio asistido en cada vez más países, menos del 5 por ciento de las muertes anuales en todo el mundo son el resultado de estas prácticas, según un estudio publicado 2017 por la revista especializada JAMA, de la Asociación Médica Estadounidense. Al observar estas estadísticas nos deja una incertidumbre, podemos llamarlo pena de muerte global, es justo o injusto, a quien se protege cuando "Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona".

Génesis de la violencia
Cain mata Abel
La conclusión de lo anterior es que el derecho humano más violentado en el mundo es el derecho a la vida, pese a los esfuerzos que hacen las autoridades de cada país para contrarrestar el fenómeno, los homicidios o muerte siguen a la orden del día. En cada país se infringe más un derecho que otro, por ejemplo en los países subdesarrollados se infringe más los derechos a la vida, a la libertad y a la seguridad, sin embargo en los países más desarrollados este problema se da en menor medida aunque siguen habiendo muchísimos casos de homicidio. Y es que uno de los elementos, condicionante que contribuye es el medio de la violencia en que se vive. Para el neurólogo Jim Fallon, el factor fundamental en los asesinos en serie es la exposición a la violencia desde una edad temprana. Un individuo puede tener predisposición a ser violento y no ser asesino en serie, pero presenciar un hecho violento o estar relacionado con él puede ser el hecho que los active y convierta al individuo en un homicida en serie. El investigador cree que en esos casos, la exposición a la violencia ha tenido lugar antes de la pubertad. Por eso, Fallon pone el acento en las zonas de guerra, donde los niños han sido testigos de la muerte y la violencia desde edades tempranas, además de que las personas violentas tienden a sobrevivir más en estos ambientes, por lo que sus genes acaban prevaleciendo. El doctor Fallon ha estudiado durante 34 años el comportamiento de psicópatas asesinos para buscar puntos en común. Factores que tienen en común incluyendo el anterior “la exposición a la violencia”, según recoge TED.com:
La clave está en el gen MAOA, también llamado 'gen de la violencia'. La presencia de este gen es común en los asesinos psicopáticos. Este gen está ligado al sexo, porque se encuentra en el cromosoma X. La madre le aporta un cromosoma X al hijo, mientras que el padre puede contribuir ya sea con un cromosoma X o con un cromosoma Y. Es el cromosoma del padre el que determina si el bebé es un masculino o femenino.
La serotonina es una sustancia neurotransmisora cuya tarea es 'calmar' al cerebro, es decir, controlar la ira. Según Fallon, los individuos que tienen el gen MAOA durante la gestación son sobrexpuestos a la serotonina y ello provoca que en la vida posterior sean inmunes a ella, por lo que no pueden controlar la ira.

También hay que decir que, a pesar del descenso de los homicidios en la mayoría de los países del mundo en 2016, América Latina continúa siendo la región más violenta del mundo: con el 8 % de la población, concentra el 34 % de las muertes letales a nivel global. Y la carga de asesinatos que aporta Colombia sigue siendo muy alta: 12.262 muertes violentas en 2016, que sólo superaron México y Brasil. Lo anterior equivale a un promedio diario de 33 homicidios, es decir, un asesinato cada hora y media. Según el Observatorio de Homicidios del Instituto Igarapé, de las 150 ciudades con mayores tasas en el mundo, 13 se encuentran en Colombia. Cali, Palmira y Cúcuta encabezan la lista, con tasas que superan los 40 por 100.000 habitantes, el doble del promedio nacional. Una mirada a las tendencias regionales muestra que, mientras los homicidios podrían llegar a ser excepcionales en algunos países del mundo, en América Latina la reducción se encuentra estancada e incluso podría empeorar. Algunas estimaciones señalan que para 2030 la tasa llegaría a 35 por 100.000 habitantes, siete veces más que el promedio mundial. En el caso de Colombia, la próxima década será decisiva, ya que mientras el conflicto con las guerrillas se desactiva, otras violencias podrían tomar notoriedad.
El otro factor determinante en los niveles de violencia, tanto en los descensos estables como en las alzas notables, es el crimen organizado. Atrás quedo la época de confrontación entre poderosas organizaciones al margen de la ley —al servicio del narcotráfico y otras economías ilegales— que se disputaban a muerte extensas zonas del país. Sin embargo, la gran delincuencia ha venido en un proceso de domesticación de la violencia —menos masiva y más selectiva— y de consolidación de territorialidades y pactos. El más reciente incremento se dio durante 2011 y 2012, en medio del debilitamiento de los Rastrojos y la expansión de lo que ahora se conoce como el clan del Golfo. De ahí en adelante, esta estructura criminal ha consolidado su presencia y alianzas en distintas zonas del país, aunque mantiene disputas en otras, especialmente con el Eln, como lo muestra el caso de Chocó. La mayoría de las personas que mueren en Colombia son hombres que se encuentran entre los 15 y los 29 años. La tasa de homicidios para esta población es de 84,8 por cada 100.000 habitantes, una cifra alarmante teniendo en cuenta que la tasa mundial es de 16,7. En América Latina, las muertes violentas se concentran en un determinado perfil: varones con bajos ingresos o que viven en zonas urbanas marginales. Estas características no sólo se encuentran en las víctimas sino también en los victimarios. Dada esta realidad, inquieta la ausencia de políticas públicas para dar respuesta a tal dinámica. En el caso de las mujeres, la proporción de homicidios es mucho menor. Cuando se trata de evitar la muerte violenta de cientos de personas, el Estado tiene que plantearse una meta ambiciosa, que exija al máximo sus capacidades. Pero lo que llevó al país a disminuir su tasa de homicidios recientemente no necesariamente es lo que contribuirá a conseguir bajas sustanciales en el futuro. Si bien hay factores de continuidad —el conflicto armado permanece y el crimen organizado conserva una importante influencia—, la seguridad en las ciudades y otras violencias que hasta ahora han estado invisibilizadas van ganando mayor notoriedad. El reto para el país es sentar un modelo que tenga en el centro la protección de los ciudadanos, especialmente de aquellos que se encuentran en mayor situación de vulnerabilidad.
El fenómeno de la violencia ha afligido la humanidad en toda su historia, convertida en una crónica de atrocidades y manifestaciones brutales que se han ido sucediendo en el transcurso de toda su existencia. Cualquier período que analizáramos está bañado en sangre, saturado de guerras, crímenes, torturas y demás actos crueles orientados a infligir sufrimiento. Últimamente, estos problemas se han visto fuertemente agravados al disponer la humanidad de métodos de exterminio —la bomba atómica— capaces de aniquilar toda forma de vida, lo cual ha determinado que el tema de la violencia sea objeto de una especial atención y proliferen estudios sobre el tema desde diferentes perspectivas. ¿Es posible que este reciente interés por el tema sea debido a que existe una mayor sensibilidad frente al mismo, y que por este motivo se intenten esconder muchas de las formas de violencia y solo se ejecuten por vías ocultas? Esto supondría un cierto progreso de la humanidad.
La violencia la podemos enfocar como un suceso individual, por ejemplo la personalidad criminal (psicópatas); como un fenómeno social, por ejemplo las subculturas de la violencia y las asociaciones mafiosas; y desde un ángulo político, por ejemplo la violencia revolucionaria, el terrorismo, la violencia de las instituciones, la estatal, etc. A pesar de que todas estas formas de violencia no son compartimentos estancos sino que mantienen una cierta interrelación e influencia recíproca, ya que como señalan J. Puget (1988) y Y. Gampel (1997) la violencia social se inscribe en la realidad psíquica, en este trabajo necesito limitar mi exposición y circunscribirme a los aspectos psicológicos de la violencia humana. Resumidamente, podríamos considerar dos puntos de vista opuestos en la teorización sobre la génesis de la violencia. Me refiero a las tesis instintivistas y a las tesis ambientalistas, las cuales se sustentan, no solo en base a argumentos científicos, sino que se apoyan en gran medida en previas tomas de posición ideológica. Se trata de una antigua controversia sobre la naturaleza humana, sobre su pretendida bondad o, por el contrario, su malignidad, y que se puede ilustrar con los criterios antagónicos de Thomas Hobbes y Jean-Jacques Rousseau. Mientras que para el primero el estado natural del hombre era la “Bellum omnium contra omnes (Guerra de todos contra todos)” debido a su egocentrismo innato, para el segundo el hombre nace inocente y sólo se corrompe y vuelve agresivo debido a la nefasta influencia de la sociedad. En el fondo, lo que impera es la gran resistencia a reconocer que en el interior del ser humano hay aspectos destructivos. En la última de nuestras investigaciones, parece demostrarse la hipótesis formulada: el que una conducta sea percibida como agresiva o no agresiva va a depender del tipo de norma que se establezca en la situación y la percepción de su ruptura o no; lo que llamamos conducta agresiva.
En la actualidad, los representantes de más relieve de las tesis instintivistas como Konrad Lorenz y Robert Ardrey, son objeto de duras críticas por parte de Ashley Montagu, Geoffrey Gorer, Scott, Boulding, etc., acusados, de querer perpetuar la concepción del “pecado original”, y de esta manera de eximir al hombre de su propia responsabilidad por su agresividad. En este último concepto es injusto la crítica ya que todo hombre es responsable de sus actos porque  son intencionales porque pretenden algo; el hombre trasciende la simple intencionalidad por la posibilidad del conocimiento, pues “conoce”, “conoce que conoce” y “se conoce conociendo”. La conciencia del hombre genera la libertad y ella nos hace obligatoriamente responsables de nuestros actos, que son la exteriorización de la personalidad.
A su vez se les reprocha el defender una visión pesimista de la humanidad, con el riesgo de que conduzca a una actitud de omisión de la necesidad de transformaciones sociales y a la creencia en la imposibilidad de extirpar el mal. Es como si consideraran que el reconocimiento de la presencia de elementos destructivos en la naturaleza humana (llamase pecado) llevase ineluctablemente a la conclusión de que no son modificables, negando las capacidades madurativas del hombre para poder contener los impulsos o  instintos primitivos y la posibilidad del cambio psíquico. Tampoco tienen en cuenta estos autores que, como postula Konrad Lorenz, junto a los instintos agresivos existen ritos vinculantes (creencias) y de apaciguamiento que impiden que la agresión intraespecífica pueda llegar a un desenlace mortal. El problema importante que se plantea es si en el hombre, último peldaño de la escala de la creación, perdurarían estos instintos agresivos o qué nuevas modalidades pueden haber adquirido debido al proceso de hominización. BARON sostiene que: "Mientras LORENZ, al igual que FREUD, piensa que la agresividad es inevitable, es sin embargo más optimista sobre la posibilidad de reducir o controlar tales conductas. En particular, sugiere que la participación en acciones agresivas mínimas, no dañinas, puede prevenir la acumulación de la energía agresiva hasta límites peligrosos, y así disminuir la probabilidad de violencia o conducta dañina. Posteriormente, ha sugerido que mayores sentimientos de amor y amistad hacia los demás pueden ser incompatibles con la expresión de agresión abierta y pueden entonces tender a bloquear su ocurrencia" (BARON, 1977, p.20). Esta afirmación, sin embargo, nos parece arriesgada, o cuanto menos, excesiva, ya que FREUD igualmente consideraba la posibilidad de tales tipos de conductas agresivas mínimas que evitaran conductas con consecuencias más drásticas, e incluso en su famosa carta a A. EINSTEIN proponía el amor como forma de evitar tales conductas.
Al haber hecho este pequeño resumen analítico y sombrío de la situación en que estamos viviendo globalmente y por lo tanto no es ajena a nuestra nación, la pegunta que nos haríamos ¿Cómo se podrá disminuir  las muertes por crímenes o abandono al derecho a la vida? ¿Qué pena o sentencia serviría como elemento disuasivo al crimen por el terror que pudiera inspirar? ¿Es normal que exista el derecho a la vida y los mismos países tenga leyes que permite quitar la vida a un ser humano?… se está arrebatando contra este derecho, de modo que no se cumple…
¿Qué podemos hacer frente a este problema? Para parar esta pandemia de violencia es necesario tomar medidas muy drásticas y una de ellas es la legalización de la pena de muerte para aquellos que violan la ley. Ya que la ley se hiso para los que la violan y no para los justos. De los países miembros de la ONU, 58 mantienen la pena de muerte y 102 países han abolido la pena de muerte, según datos de Amnesty International (2015). La idea de la pena de muerte es simple: algunos crímenes, tales como el homicidio premeditado, son tan atroces para la sociedad que la justicia les exige la pena de muerte—quitándole la vida al ofensor. La mayoría de los estadounidenses apoyan la pena capital; de hecho, treinta y dos estados actualmente la practican. Sin embargo, la mayoría de los países desarrollados en el mundo moderno han prohibido la pena capital.  Consideran que es inmoral, poco práctica, ineficaz, e injusta en la forma en que se realiza, pero no es inmoral los homicidios, asesinatos, muerte por hambruna,  desamparo en la salud, desapariciones forzadas, genocidio, el aborto y la eutanasia entre otros. Actualmente, los cinco países con más ejecuciones son China, Irán, Irak, Arabia Saudita y los Estados Unidos. Cuando se practica consistentemente la pena de muerte o capital, esto es un freno efectivo para el delito, porque el temor a la muerte es el mayor temor que tiene el hombre (ver Hebreos 2:14-15). Puesto que la muerte es el rey de los temores, un hombre lo pensará dos veces antes de cometer un crimen si sabe que le costará la vida. Será menos reacio a asesinar a alguien cuando sabe que lo peor que le pueda suceder es estar en la cárcel (casa por cárcel) por el resto de su vida, con provisión de alimentos, viendo televisión y con ciertos beneficios para algunos. Cuando la justicia se cumple con prontitud, entonces “los que quedaren oirán y temerán, y no volverán a hacer más una maldad semejante en medio de ti” (Deut. 19:20). Cuando no se ejecuta pronto el justo castigo, eso resulta en un aliciente para el delito (ver Ec.8:11).
La pena capital en China es para casos de asesinato agravado o tráfico de drogas a gran escala, además la aplican en casos de sobornos en el gobierno. Me imagino que pasaría si se aplicara en Colombia, cuando la Justicia norteamericana mostró que Odebrecht había girado recursos con destino a pagar coimas por 11.1 millones de dólares en Colombia. Un viceministro de transporte del Gobierno de Álvaro Uribe, Gabriel García Morales, se allanó a cargos y acepto haber recibido 6.5 millones de dólares para favorecer a la firma brasilera a ganar la licitación para la construcción de un tramo de la Ruta del Sol o que decir del ex fiscal encargado de la lucha contra la corrupción en Colombia, Luís Gustavo Moreno,  fue puesto en prisión por las pruebas contundentes en que recibe dinero para favorecer al ex gobernador de Córdoba –de donde son los parlamentarios Ñoño Elías y Musa Basaile- Alejandro Lyons, vinculado a una investigación en donde la fiscalía lo acusa de 20 delitos dentro de los cuales se indaga por un asesinato. Y no se quedan atrás los gobiernos del Perú y Brasil. En fin no acabaríamos de contar los innumerables delitos por peculado o prevaricato en gobiernos como el de mi país Colombia.  En lo que se refiere al debate de hoy en día, pocas personas creen que las leyes de una nación moderna como los Estados Unidos, debe estar basada en la antigua ley israelita. Pero el mismo hecho de que Dios utiliza la pena de muerte en el sistema jurídico israelita implica que la misma práctica no es intrínsecamente inmoral.
Hay un consenso generalizado que la vida es sagrada y que solo Dios la quita o la da, sobre todo en los países latinoamericanos pero que dispone la Palabra de Dios; sexto mandamiento dice, “No matarás” (Éxodo 20:13).  La traducción correcta de este verbo es, “No asesinarás”. Todo asesinato es matar, pero no todo matar es asesinato. Algunos ejemplos de matar que no se consideran asesinato son los siguientes: a) matar al enemigo en la guerra (ejemplos bíblicos: David matando a Goliat); b) un esposo que descubre que un hombre está a punto de matar a su esposa y/o sus hijos, protege y defiende a su familia matando al atacante; c) un policía que mata en el cumplimiento de su deber, para proteger una vida inocente; d) la persona que ejecuta la pena muerte, como el hombre que conecta el interruptor de la silla eléctrica; e) matar por accidente, cuando el homicida no intentaba quitar la vida a alguien. Debemos notar también que el Señor Jesucristo Mismo “juzgará y hará guerra” en Su segunda venida, lo que resultará en una innumerable cantidad de muertes (Ap. 19:11-20).
La pena capital fue instituida por Dios Mismo después del diluvio universal. Leemos de esto en Génesis 9:6—“El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre”. Este versículo está hablando acerca de un asesino, alguien que a sabiendas y con violencia derrama la sangre de un hombre ocasionando su muerte. Aquí Dios da al hombre la autoridad y el derecho y la obligación de ejecutar al asesino: “por el hombre su sangre será derramada”. La razón dada para esto está basada en el valor y el carácter sagrado de la vida humana: “porque a imagen de Dios fue hecho el hombre”. En este caso la justicia se lleva a cabo según la regla: “vida por vida, ojo por ojo, diente por diente” (Éxodo 21:23-24). El castigo tiene que ser equivalente al crimen. El crimen en este caso es el asesinato y el castigo era la muerte. Nótese que Génesis 9:6 fue dado al hombre antes de que fuera dada la ley de Moisés.
La pena muerte no es una violación a la ley;  en el Antiguo Testamento ordenaba la pena de muerte para varios actos: asesinato (Éxodo 21:12), secuestro (Éxodo 21:16); bestialidad (Éxodo 22:19); adulterio (Levítico 20:10); homosexualidad (Levítico 20:13); ser un falso profeta (Deuteronomio 13:5); prostitución y violación (Deuteronomio 22:23-25) y muchos otros crímenes.  Así que, básicamente, regresamos donde empezamos. Sí, Dios permite el castigo de la pena capital. ¿Cuál debe ser la posición de los cristianos sobre la pena de muerte? Primeramente, debemos recordar que Dios instituyó la pena capital en Su Palabra; por lo tanto, sería presuntuoso pensar que nosotros podemos instituir un estándar más alto que el de Dios o ser más compasivos que Él. Dios tiene un estándar infinitamente más alto que cualquier ser, puesto que Él es perfecto. Este estándar no solo se aplica a nosotros, sino a Él Mismo. Por lo tanto, Él ama hasta un grado infinito, y Él tiene misericordia hasta un grado infinito. Nosotros también vemos que Él tiene una ira santa en grado infinito, y que todo es mantenido dentro de un perfecto balance.
En segundo lugar, debemos reconocer que Dios le ha concedido al gobierno, la autoridad para determinar cuándo es meritoria la pena capital (Génesis 9:6; Romanos 13:1-7). Es anti bíblico clamar que Dios se opone a la pena de muerte en todas las instancias. Los cristianos nunca deben alegrarse cuando la pena de muerte es ejercida, pero al mismo tiempo no deben pelear contra el derecho del gobierno de ejecutarla sobre los perpetradores de los crímenes más viles. Y es que en los tiempos del Nuevo Testamento aún se practicaba la pena capital. Romanos 13:4 dice que Dios ha dado al gobierno humano la autoridad de ejecutar severidad sobre los malhechores por medio de la espada (un instrumento común de pena capital en los días del Nuevo Testamento). El Apóstol Pablo vivía en un tiempo en que la pena capital se practicaba comúnmente en el Imperio Romano (no como en nuestros días), sin embargo él no condenó esa práctica, aunque fue víctima por manipulación de la misma. Por el contrario, él describió a la persona que lleva la espada como siervo de Dios. De modo que el que castiga al malhechor, lo hace ejerciendo la autoridad delegada de Dios. Debemos notar también lo que el Apóstol dijo en Hechos 25:11: “Porque si algún agravio, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehúso morir”. Pablo sabía que había ciertos crímenes que eran dignos de muerte, y sabía que los culpables de dichos delitos debían ser ejecutados. Si él era culpable de alguno, él no se negaría a morir. Él se sometería a la pena capital si hubiera hecho algo que lo mereciera. Desde luego, Pablo era inocente de cualquiera de esos delitos, y sin embargo él fue finalmente ejecutado bajo Nerón. ¿Por cuál delito? Por predicar el evangelio de la gracia de Dios.
Por lo general no es agradable ser testigo de la muerte y los que tienen la responsabilidad de ejecutar a un criminal, ciertamente no tienen una tarea envidiable. Sin embargo, debemos cuidarnos de concentrarnos en el criminal y olvidarnos de la víctima del crimen. El asesinato a sangre fría es muy cruel e inhumano. Una violación forzosa es muy cruel e inhumana. Secuestrar un avión poniendo en peligro la vida de muchas personas es muy cruel e inhumano. Promover drogas destructivas es muy cruel e inhumano. En nuestro celo por proteger al criminal podemos perder de vista la atrocidad del crimen. A pesar de la posición que una persona tenga en cuanto a la pena capital, todos tendrán que estar de acuerdo en que si un asesino es ejecutado, nunca volverá a asesinar. Es notable que las personas que condenan la pena capital como un método cruel e inhumano de destruir la vida de una persona, sean a menudo las mismas personas que están a favor del derecho al aborto. ¿Por qué tiene mayor derecho a la vida un asesino culpable que un niño no nacido?
Con la práctica de la pena muerte puede suceder que un hombre inocente sea declarado culpable y sea ejecutado. Nuestro sistema judicial está lejos de ser perfecto y a veces el culpable es justificado y el inocente es condenado (comparar Deut. 25:1). Aún sin la pena muerte, es cierto que a veces algunos hombres inocentes son enviados a la cárcel, aún de por vida y otros son asesinados por defensa propia. El ejemplo más grande de un hombre inocente que fue ejecutado es el del Señor Jesús Mismo, “el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca” (1 Pedro 2:22). El único Hombre sin pecado que jamás haya vivido fue condenado a muerte por crucifixión. Al meditar sobre la muerte de Cristo, debemos recordar que fue por nuestros pecados que ÉL sufrió y sangró y murió (1 Co.15:3; Rom.5:8). Nosotros somos los culpables que merecíamos la pena de muerte (Rom.6:23), pero Jesús lo pagó todo. ÉL murió para que nosotros podamos vivir (Juan 5:24). “La vida humana es tan valiosa que sólo Dios debe darla y quitarla. Por lo tanto, cuando un ser humano asesina a otro, Dios permito a los humanos castigar al delincuente quitando su vida en correspondencia.” Algunos creen que este pasaje es descriptivo en la manera en la que los seres humanos toman represalias y derraman sangre, mas no es preceptivo para lo que Dios desea. Pero una segunda parte de la Biblia puede ser tomada como prueba de que realmente Dios tenía en mente la pena de muerte dada la condición de pecado del ser humano.
Un informe de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), del 21 de junio 2017, indica que la población mundial actual es de 7.600 millones de personas y se estima tenga un crecimiento de 8.600 millones para el 2030. ¿Cuántos de ellos podrían llegar infringir las leyes? y ¿cuántos de ellos cometerán el delito de asesinato? A nivel mundial de sobrepoblación carcelaria, índice presentado por el Centro Internacional de Estudios Penitenciarios. Según los resultados el país con más reclusos es Estados Unidos, con 2,2 millones de personas entre rejas. En América Latina, Brasil tiene 607,700 reclusos y México, 256,941. En tanto que entre los 10 países con más sobrepoblación carcelaria del mundo, cuatro son latinoamericanos. La lista de los latinoamericanos la encabeza Haití en el primer lugar con un 454.4%, El Salvador, un 320%; Venezuela 270% y Bolivia 256%. La capacidad de las infraestructuras carcelarias para alojar a los presos, es uno de los factores a tener en cuenta a la hora de analizar estos datos, en esta variable, la región tiene una marca más que negativa. La pena de muerte ayudaría en parte descender la sobrepoblación carcelaria como elemento disuasivo al crimen por el terror que pudiera inspirar y a ejemplarizar a aquellos que desean violarla. Pero el caso no es tan cerrado como las estadísticas anteriores lo hacen ver. Todo el mundo parece estar de acuerdo en que el Antiguo Testamento condona el uso de la pena muerte en la legislación y la práctica de Israel. Pero muchos creen que esto fue una concesión de Dios específicamente para esa época y contexto. Si Jesús es la máxima expresión del carácter de Dios y su voluntad, el argumento es, ¿no deberíamos entonces observar su enseñanza y el ejemplo de orientación suprema sobre este tema?  Cada persona tendrá que establecer sus propias conclusiones acerca de lo que enseña la Biblia sobre la pena de muerte. Por supuesto, uno no debe ignorar otros argumentos acerca de su efectividad, ejecución, practicidad, costo, y cómo encaja en una teoría más grande de la justicia para la sociedad. Pero para los cristianos llámense católicos, protestantes, ortodoxos o judíos mesiánicos, la Biblia puede y debe desempeñar un papel importante en este debate. Como pudimos comprobar perfectamente que la pena de muerte sigue estando vigente en muchos países, por lo que nos preguntamos…ES URGENTE IMPONER LA PENA DE MUERTE O CAPITAL EN NUESTRO PAÍS.

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