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jueves, 3 de julio de 2014

EL MAL NEGOCIO LLAMADO “COPA MUNDO DE FUTBOL”FIFA.

Los negocios de la FIFA son como
las aventuras amoras en la cama
.

En esta última parte tocaremos el tema de la sede de este mundial Brasil2014, que perjuicio ocasiono a la población brasilera y los indicios de un fraudulento campeonato llamado Copa Mundo de Futbol. El comediante inglés John Oliver en su programa Last Week Tonight, expone argumentos que son imposibles de ignorar, sobre todo porque el amor por el fútbol es como el amor por la salchicha: te encanta, pero realmente no quieres saber exactamente de qué está hecho. En 13 minutos este comentarista destruye totalmente a la FIFA. Sin Apelaciones dice que es un mal negocio para las sedes realizar este campeonato. Brutalmente cierto todo lo que dice John Oliver sobre la mafia de la FIFA y la corrupción detrás de las Copas del Mundo. La copa no se la lleva el mejor sino el más mediático: La mafia de la FIFA y los poderosos que controlan las naciones europeas se volvieron a burlar del orbe. De antemano conocemos la vocación mercantilista y antideportiva de la FIFA, estamos conscientes de la utilización del balompié como mecanismo de control de masas. Además esgrime que la FIFA hizo el negocio del siglo al adjudicar la Copa del Mundo del año 2022 en Qatar, gracias a la ayuda de su asociado Francia. Qatar es un país en medio del desierto con veranos de más de 50 grados centígrados. El clima es terrible y casi físicamente imposible jugar al fútbol. Además Qatar es un país con severos problemas en la cuestión de los derechos humanos y donde los estadios serán construidos por mano de obra esclavista de la India y Pakistán, un estado con esclavitud moderna y legalizada.

Primero les hablare sobre un artículo que me llamo mucho la atención “Cinco razones para creer en otro Maracanazo en Brasil 2014” JUNE 11, 2014 David Ruiz FutbolMLS.com. Pocas veces en la historia de los Mundiales un equipo se ha plantado en el arranque de un torneo con un favoritismo tan nítido, al menos en apariencia, como lo hace Brasil en la segunda Copa Mundial que organiza. El equipo que prepara Luiz Felipe Scolari parece incluso más fuerte y acumula una mayor experiencia que hace un año, cuando conquistó la Copa Confederaciones barriendo a España en el césped de Maracaná en la finalísima. Si hacemos un análisis un poco más profundo del once que Scolari , veremos que no es oro todo lo que reluce. Curiosamente, es en el país de la samba donde más dudas tienen respecto a que la verdeamarelha pueda hacer buenos los pronósticos y adjudicarse el anhelado hexacampeonato. No es que se ponga en tela de juicio la calidad de su escuadra o el liderazgo indiscutible de Neymar, pero por estos lares, se consideran que sus rivales pueden explotar sus limitaciones, especialmente en materia defensiva. "No me gusta la palabra favorito. Brasil tiene más opciones que algunas selecciones, eso es cierto, pero hay otros equipos lo suficientemente buenos como para ganar. Hay calidad, eso es indudable. Jugar en casa también suma, pero la diferencia global es mínima, diría que las opciones de ganar que tenemos son tan grandes como las de no hacerlo", comentaba recientemente Tostao, campeón del mundo en México '70 y uno de los analistas más reputados que existen en el gigante sudamericano.  Las supersticiones (ya van perdiendo) están a la orden del día en un país tan religioso como Brasil y la torcida tiende a echar la vista atrás para sacar sus conclusiones. En este sentido, las vibraciones no son nada halagüeñas para los 'Scolari boys', y eso a pesar de que el técnico pidió que se adelantara un día el inicio de la competición para no tener que estrenarse un viernes 13. Para empezar, la verdeamarelha nunca ganó el Mundial cuando salió como claro favorito. La única excepción fue la del Mundial de Chile 1962, y estuvo muy cerca de torcerse cuando Pelé se lesionó en el primer partido frente a México. Menos mal que en aquel equipo estaba Garrincha, que hizo su papel y el de Pelé para llevar a Brasil hasta la victoria final. En las dos últimas ocasiones que ganó la copa (1994 y 2002) no partieron como favoritos, mientras que en 1970 había serias dudas antes del torneo a causa de la controvertida situación que vivía el país con la dictadura militar. Tanto es así que Pelé no iba a participar, hasta que los militares intervinieron para que fuera incluido en la lista. Por el contrario, en las ediciones de 1966 (Inglaterra), 1982 (España) y 1998 (Francia) saltaron al ruedo con la vitola de favoritos y acabaron en la arena. 
LA MADRE ENTREGA A SU HIJA
A nadie le escapa que Brasil ha gozado casi siempre de los favores arbitrales en las Copas Mundiales. Baste recordar el golazo de Michel a Ze Carlos en el '86 que el australiano Bambridge se comió deliberadamente; o el que anotó Bebeto ante Países Bajos en USA '94, con Romario en claro fuera de juego; o el tanto de cabeza que anularon al belga Marc Wilmots en 2002 por una falta inexistente. Entonces, el pobre nivel de los árbitros, curiosamente todos ellos de países del 'tercer mundo' en materia balompédica, buscaba favorecer solapadamente los intereses del todopoderoso combinado sudamericano. En los dos últimos torneos las cosas cambiaron radicalmente y en Sudáfrica, sin ir más lejos, Países Bajos dejó en la cuneta a Brasil en los cuartos de final en buena medida tras una expulsión de Felipe Melo muy protestada por sus compañeros al entender que Arjen Robben le había echado 'teatro' al asunto. A nadie le escapa que la FIFA es la primera interesada en que el equipo anfitrión estire su participación en el torneo hasta sus instancias finales por aquello del interés popular y otros motivos. Sin embargo, la reciente metedura de pata de su secretario general, Jerome Valcke, reconociendo que su deseo es que Brasil gane la Copa dando, si es posible, espectáculo, ha puesto en un serio aprieto a Joseph Blatter y su gabinete interminable de vicepresidentes que parecen estar a favor de Francia (favores son amores). Entre unas cosas y otras, los mentores del fútbol planetario temen que este Mundial se acabe convirtiendo en un torneo predecible, así que lo más 'saludable', deportivamente hablando, sería que los de Scolari se les acabe la gasolina. Eso sí, cuanto más tarde, mejor. El franco suizo es el franco suizo. Ya lo dijo hace algún tiempo el presidente de la UEFA, Michel Platini: "El peor enemigo de Brasil en su Mundial serán ellos mismos". En Brasil existe la creencia de que, para tener éxito en la empresa que se avecina, habrá que dar buena cuenta de unos cuantos 'demonios' internos antes de abatir a sus rivales sobre el manto verde dijo Jaizinho. El descontento por la dramática situación social del país se ha ido haciendo más palpable a medida que se acerca el final mundialista. En el día de hoy nadie es capaz de pronosticar con certeza cómo puede influir esta atmósfera revolucionaria dentro del vestuario y si, llegada la hora de la verdad, la 'torcida' guardará el hacha de guerra y apoyará sin ambajes a la 'canarinha'. La realidad es que el ambiente que se palpa en el país del fútbol por antonomasia, a poco menos del partido contra Colombia en cuartas de final, no se acerca ni por asomo al clima festivo de torneos precedentes, con el agravante de que en esta ocasión la Copa se juega en sus propios estadios. También está el asunto de la excesiva responsabilidad de Neymar en este equipo, cuyos reiterados problemas físicos por la exigencia y saturación de partidos no le han permitido tener continuidad en su primer año como barcelonista. Habrá que observar atentamente cómo esta Brasil, responde a esa presión que no van a tener las demás selecciones mundialistas: porque la canarinha no sólo debe ganar el 'hexa', sino además dar espectáculo. ¡Y encima en casa!
Otras de sus amantes "Copa Mundo"
El mal negocio de organizar un mundial de fútbol
Siempre se ha pensado que la organización de un evento deportivo como un mundial de fútbol o los juegos olímpicos dejan enormes ganancias económicas e impulsan el desarrollo de los países organizadores. Sin embargo, históricamente, los grandes eventos deportivos tienen un impacto económico moderado en los países y las ciudades que son sedes, y en muchas ocasiones dejan deudas. El problema, explica el analista Matt Bolduc, es que en este tipo de eventos generalmente se subestiman los costos, mientras que se sobreestiman los beneficios. Y la principal razón es que los países organizadores solo reciben una parte mínima de dinero de las boletas de entradas para los partidos, un dinero por albergar el certamen, el cual está alrededor de 500 millones de dólares, y lo que se percibe por turismo. Mientras que la Fifa se queda casi con la totalidad de los patrocinios, derechos de televisión y ventas de mercancía alusiva al mundial, cifra que llegó en Alemania 2006 a los 3.200 millones de dólares.
El Mundial de Suráfrica, el primero en ese continente, tampoco tuvo el efecto económico esperado. En un estudio, de Stan du Plessis y Wolfgang Maenning, publicado por la universidad alemana de Hamburgo, se demostró que los turistas y las reservaciones de hoteles estuvieron muy por debajo de lo estimado, pues solo llegaron 90.000 personas de las 320.000 esperadas. Suráfrica gastó cerca de 40.000 millones de dólares en preparación para la competencia en proyectos de infraestructura y se estima que los ingresos totales llegaron a 15.000 millones de dólares. La facturación por boletas más la compensación de la Fifa por albergar el evento ascendieron a 1.000 millones de dólares. En el país africano se estima que los negocios locales (hoteles, restaurantes y otros) recibieron unos 600 millones de dólares.

ALEMANIA, SIN IMPACTO. Para este mundial, se calcula que la organización costó unos 2.000 millones de dólares mientras que las entradas para el país alcanzaron los 500 millones, por concepto de boletas para los partidos, turismo y ser sede del evento. En otro estudio del profesor Maening, ‘Impactos económicos de las copas mundiales de Francia 1998 y Alemania 2006’, este demostró que cifras como el empleo, el turismo o los ingresos no tuvieron mayores variaciones durante estos certámenes.
LA EUROCOPA TAMPOCO SE SALVA. En este evento organizado de manera conjunta por Polonia y Ucrania en el 2012, los dos países gastaron unos 25.000 millones de euros (16.000 millones, Polonia; y 9.000 millones, Ucrania), en la organización, los ingresos no llegaron a los 2.000 millones de euros. 

LOS JUEGOS OLÍMPICOS, OTRO CASO PERDIDO. En un estudio del Saxo Bank de los Juegos Olímpicos de Londres del 2012, se explicó que el Reino Unido perdió unos 24.000 millones de dólares con dicho evento.  “En cuanto a los beneficios netos (tangibles e intangibles) los costes, y sin duda los beneficios aparentes a nivel de todo el país, el país no podrá recuperar el dinero”, afirmó la entidad. La fuente: Pedro Vargas Núñez  Subeditor Portafolio



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