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martes, 22 de julio de 2014

Tres tristes dictadores manipularon el fútbol

Invitado : Andrés Parra López
andresparra@outlook.cl
Sociólogo de la Universidad Central de Chile, se ha desempeñado en el Instituto Nacional de Deportes e Instituto Nacional del Fútbol (Chile)
Dictadores que manipularon el fútbol
Fútbol. Política. Fascismo. Europa. Dictaduras. 


Las oscuras historias del Mundial de 1978 con Videla a la cabeza. En 1978 con los militares en el poder, en el país se llevó a cabo la Copa del Mundo, la primera que cosechó la selección Argentina. En 1978 con la dictadura militar, Videla se dio el gusto de organizar el undécimo Campeonato Mundial de Fútbol con la idea de tapar todas las torturas y asesinatos que los genocidas y represores protagonizaban y mostrarle una ficticia Argentina al resto del mundo.

Durante el siglo XX tres dictadores fascistas, hicieron todo lo posible por ocupar al deporte, particularmente al fútbol como una herramienta propagandística para instalar sus megalómanas ideas de dominación y superioridad.
En el presente mundial Brasil 2014, una vieja discusión sobre el vínculo del fútbol con la política sale a luz. Dos hechos marcan esta temática recientemente: la adjudicación del Mundial para Qatar 2022, dando cuenta del poder y el dinero como influyentes de cualquier concurso, y en segundo lugar, que por primera vez la mandataria de un país no realice un discurso público en la inauguración del Campeonato Mundial, protegiendo así su dañada imagen política (baja en las encuestas incluida), tratando de controlar el agitado clima social que se vive a las afueras del estadio.



Esto me recordó aquel documental del History Channel llamado “Fútbol y Fascismo”, que retrata la manipulación que tres grandes dictadores europeos realizaron con el fútbol. Cada cual seleccionaba con pinzas su herramienta propagandística; Mussolini el Mundial de Italia ’34, Hitler los JJ.OO. y el gran equipo austríaco, mientras que Franco usaría al Real Madrid.

Como Mussolini, quien hizo todo lo posible por reeditar la idea del “gran romano” poderoso y viril, aunque irónicamente sería el S.S. Lazio el lugar de la ultraderecha fascista en que convergería política y fútbol. “El Duce” como ex director de un periódico, necesitaba de apoyo popular y sería el “calcio” el que se lo otorgaría. Su megalomanía estaría completa al organizar el Mundial de Fútbol de 1934, creando un trofeo especial para el ganador, 3 veces más grande que la copa Jules Rimet.

Mussolini organizó la copa de inicio a fin, inclusive escogiendo a los árbitros, lo que se hizo evidente cuando el gran equipo austriaco amenazaba el paso a la final de la azzurra y un árbitro sueco se desentendió con diversas faltas, cortando el juego austriaco y acelerando el italiano. Gracias a estas intervenciones Italia finalmente ganaría por 1-0 con un gol fuera de juego (el Duce había cenado la noche anterior con el árbitro). En la final con Checoslovaquia se repite el árbitro (nunca más se repetiría un árbitro en dos llaves seguidas a la misma selección) y los locales terminaron ganando por 2-1 y levantando la copa.

Un artista de la propaganda política como Hitler no dejaría pasar los JJ.OO. Berlín 1936 para mostrar su “superioridad” como Estado y raza aria. Todo iba bien para el nazi, con el equipo alemán ganando más medallas que nadie, hasta que al afroamericano Jesse Owens gana la carrera de 100 metros Planos. El Fuhrer esperaba desquitarse en fútbol, pero la débil Noruega dio cuenta de Alemania, y el líder germano enfurecido se retiró de la tribuna.

Se acercaba el mundial del ‘38 y Alemania era claramente una selección de fútbol más débil que Austria y Polonia, sus vecinos más cercanos. Además, los austriacos contaban con Matthias Sindelar, una especie de Messi de nuestros tiempos; jugador liviano, rápido y habilidoso que jugaba de centrodelantero. Una figura que ayudaría a potenciar la propaganda nazi en el deporte. Así fue como tras anexar (invadir) Austria, se “incentivó” (obligó) a los jugadores austriacos a jugar por Alemania, pero Sindelar detestaba a los nazis, por la depredación de su tierra natal y por el destino de sus amigos judíos.

Para el “traspaso” de seleccionados se realizó un amistoso entre Austria y Alemania, en una especie de despedida. Sin embargo, el equipo de Viena jugó un pésimo partido, desperdiciando clara ocasiones, casi como si les hubieran encomendado fallar. Hasta que en el segundo tiempo, Sindelar decide marcar el 1-0 y para celebrar el gol va hacia la tribuna nazi y realiza una irónica reverencia… meses después moriría en su habitación tras el escape de gas de una estufa.

Gran Bretaña apoyaría al régimen jugando un amistoso con los bávaros (mientras invadían Checoslovaquia). Los ingleses efectúan el saludo nazi (ver foto) al comienzo del partido. Un mes más tarde, en la Copa del Mundo de Francia ’38, los campeones vigentes, Italia, decidieron hacerle un feo gesto a los franceses vistiendo camisetas negras para aquel encuentro. Finalmente los italianos serian bicampeones tras vencer a Hungría 4-2 en la final, mientras Mussolini se reía de la socialdemocracia francesa.

Mientras tanto España sufría el aislamiento postguerra: pobreza, hambre y una cruel tiranía carcomían día a día al país. Necesitaba de una bandera, una imagen de éxito, algo con que contrastar la presión de Catalunya y el País Vasco. Fue ahí cuando Franco decide adoptar al Real Madrid F.C. como el ícono del poder, mientras que el F.C. Barcelona por contraparte sería el bastión de la resistencia.

En la capital condal aun hay agujeros de balas de los fusilamientos a los costados de las iglesias. De éstos asesinatos no se salvó ni el presidente del Barça, Josep Sunyol, quien en un mortal error decide salir del auto en un terreno supuestamente amigo de la guerra civil y gritar “Viva la República”, siendo acribillado por soldados franquistas. Esto alimentó la tensión y odio hacia Franco, y por extensión, al Real Madrid, como el equipo de los fascistas, mientras que el Barcelona se generó una particular mística (Més que un club) a partir de la prohibición de utilizar el idioma y la bandera catalana. Sólo en el Camp Nou los catalanes podrían ser catalanes.

Sin embargo, entre 1939 y 1954 el Real Madrid no ganó nada, mientras que el Barcelona obtuvo 5 títulos de Liga y varias copas del rey (al igual que el Athletic de Bilbao). Entonces Franco fijaría su vista en el entonces mejor jugador del mundo, Alfredo Di Stéfano. Mientras Real Madrid negoció con el Millonarios, el barça hizo lo mismo con River Plate, y si bien “la saeta rubia” jugó tres amistosos por los azulgranas, Franco no cedería y comenzó a acosar al presidente del equipo catalán y sus fábricas. Finalmente, vía decreto real, se establecía un acuerdo para que Di Stéfano jugara una temporada en un club y la siguiente en el otro, hasta que el presidente barcelonista dijo la famosa frase: “Basta…que se queden con el pollo”.

Desde 1956 a 1960 el Real Madrid se corona campeón de la Copa de clubes de Europa, con Di Stéfano como figura y goleador. Gracias a esto se generó una imagen de una nueva España elegante y desarrollada, escondiendo gracias al fútbol (o su utilización) la miseria que vivía la población ibérica. Aunque en algún momento Franco tuvo que tragarse sus palabras y aceptar refugiados soviéticos en las filas del Real Madrid, como el mítico Ferenc Puskas, como señal para ganar el apoyo de EE.UU. en plena guerra fría.

Pero la paciencia de Franco se terminaría cuando en la Copa de Europa de Francia ’60. España debía enfrentar a la URSS, y el dictador retira al equipo de la competencia argumentando que los soviéticos habían financiado la resistencia catalana. Pero sería la final de España ’64, en que los Ibéricos enfrentarían nuevamente a la URSS por la copa de Europa, sin poder retirarse esta vez. Debían hacerle frente al “comunismo” en la cancha y afortunadamente para los locales, un cabezazo de Marcelino decretaría la victoria y la sonrisa del dictador hispano.
Tras 36 años de dictadura y 38 días después la muerte de Franco, se jugaría el primer Derby en el Nou Camp (28/12/1975), en un estadio lleno de banderas catalanas se celebró la victoria por 2-1, que no solo significó la victoria en cancha, sino también la victoria de un pueblo.
Nota editorial:
por La Tercera y Agencias - 17/05/2013 

Mundial de 1978: las oscuras historias de la Copa con las que Videla quiso "blanquear" la dictadura

"Duele saber que fuimos un elemento de distracción", dijo Osvaldo Ardiles muchos años después de ganar el Mundial, que fue usado para tapar las violaciones a los derechos humanos. Casi 30 años después de que Argentina ganara elMundial de 1978, como anfitriones, Osvaldo Ardiles, figura de esa selección, declaró con amargura que "duele saber que fuimos un elemento de distracción para el pueblo mientras se cometían atrocidades". Hoy falleció Jorge Rafael Videla, ex general y dictador de ese país entre 1976 y 1981. Fue quien le entregó la copa a Daniel Passarella tras la final y el que lideró lo que es considerada como una de las peores maniobras de manipulación política ligada al deporte, ya que el fin era"blanquear" su mandato ante la opinión internacional.

"Fui usado. Lo del poder que se aprovecha del deporte es tan viejo como la humanidad", reconoció después César Menotti, entrenador del equipo.
Varios libros y artículos apuntan a que ese torneo,fue clave en la agenda de la dictadura casi desde el día en que la cúpula militar que presidía Jorge Videla se instaló en el poder.
De hecho, el 24 de marzo de 1976, cuando ocurrió el golpe de Estado, entre los comunicados que apuntaban a supresiones de derechos emitidos por el gobierno de facto hubo uno que anunciaba la interrupción de la cadena nacional para ofrecer en directo el amistoso Polonia-Argentina.
Una de las primeras medidas del régimen fue ratificar la organización del Mundial'78, con el apoyo de la FIFA. "Argentina está ahora más apta que nunca para ser la sede del torneo", afirmó el presidente del organismo, Joao Havelange (fabricane de armas). Después se acusaría que el brasileño recibió un fundo como agradecimiento por parte de Videla. El vicealmirante Carlos Lacoste, mano derecha del jerarca de la ArmadaEmilio Massera, se convirtió en el encargado del deporte argentino durante la dictadura y el responsable de mostrar al exterior un país distinto al que el mundo veía.
EL APOYO DE LOS JUGADORES
Hubo un intento de boicot por parte de algunas selecciones, como Holanda y Francia, pero finalmente participaron todos los equipos clasificados, aunque hubo deserciones individuales. Las más destacadas fueron las del holandés Johan Cruyff y el alemán Paul Breitner, pero también sorprendió una en la propia "Albiceleste". Jorge Carrascosa, capitán histórico de la selección de Menotti, abandonó el equipo por "cuestiones de conciencia".

El portero sueco Ronnie Hellstrom apoyó abiertamente a las víctimas y acompañó en una marcha a las Madres de la Plaza de Mayo.
"¡GANAMOS!"
También hubo situaciones extrañas para el contexto que se vivía. Como cuando Jorge "Tigre" Acosta, miembro del aparato represor, le gritó "¡Ganamos!" a los prisioneros de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), principal cárcel clandestina de la dictadura, punto de partida de los "vuelos de la muerte" y situada a sólo dos kilómetros del estadio donde los argentinos Mario Kempes y Daniel Bertoni habían vencido por 3-1 a Holanda en la final del torneo.

Aunque antes está el cuestionado partido contra Perú. Argentina debía ganar por 4-0 para llegar a la final. Se impuso por 6-0 y las acusaciones de soborno siguen hasta hoy y hasta jugadores peruanos han reconocido que situaciones extrañas.
En el libro "La vergüenza de todos", el periodista y abogado Pablo Llonto asegura que aquel partido decisivo fue utilizado como parte de la represión,destacando que varios detenidos fueron llevados por sus torturadores a celebrar en las calles el título.
El autor también ha declarado que se llevaban prisioneros como periodistas para que en las conferencias de prensa realizarán preguntas favorables a la situación del país.
"Nos usaron para tapar las 30 mil desapariciones. Me siento engañado y asumo mi responsabilidad individual: yo era un boludo que no veía más allá de la pelota", dijo una vez el jugador Ricardo Villa, resumiendo lo que para muchos significó en verdad el Mundial de 1978.
En 1978 con la dictadura militar, Videla se dio el gusto de organizar el undécimo Campeonato Mundial de Fútbol con la idea de tapar todas las torturas y asesinatos que los genocidas y represores protagonizaban y mostrarle una ficticia Argentina al resto del mundo. A la hora de recibir los trofeos, los jugadores holandeses se negaron a saludar a los jefes de la dictadura argentina. El tercer puesto fue para Brasil. El cuarto, para Italia. Kempes fue el mejor jugador de la Copa y también el goleador, con seis tantos. Detrás figuraron el peruano Cubillas y el holandés Rensenbrink, con cinco festejos cada uno.
Fuente: El grafico-diario

La versión del supuesto soborno para que Perú perdiese el partido ante Argentina en el Mundial de 1978 ha abierto viejas heridas en el fútbol peruano. Esta nueva versión nos dice que estuvo involucrado el Cartel de Cali. La versión del presunto soborno que todos conocíamos no involucraba la mafia colombiana, sino más bien a la junta militar argentina. 
El escritor inglés David Yallop publicó en 1999 un libro llamado “How they stole the game” (“Cómo robaron el juego”) en donde relata con mucho detalle los acontecimientos antes, durante y después del partido. Yallop no tiene duda: la junta militar argentina compró a los jugadores peruanos para que éstos se echasen. A continuación transcribiremos algunos detalles que el inglés escribió en su libro sin que esto signifique que sea todo cierto, menos aún que estemos de acuerdo con todo lo que dice. Simplemente es su versión del asunto. 
Argentina necesitaba ganar por 4 goles de diferencia para clasificar a la final. De no ser así, Brasil disputaría el título con Holanda. Yallop enumera algunos hechos que considera anormales: 
Programaron primero el partido de Brasil que el de Argentina. Con esto lograron que los argentinos supieran exactamente qué marcador necesitarían para acceder a la final. Si hubiese sido en simultáneo nunca habrían tenido real conocimiento. 
El General Videla entró en el vestuario peruano antes del partido. Ver el siguiente video de Oblitas confirmando este hecho. 
Por primera y única vez en el torneo, la charla técnica de Menotti (entrenador argentino) fue a puerta cerrada, sin el arquero y solamente con los 10 jugadores de campo que iban a empezar el partido. 
Donación de 35 mil toneladas de grano de trigo de Argentina a Perú 15 días luego de finalizado el Mundial. El siguiente video comprueba este hecho.

El técnico peruano pidió jugar con camisetas alternas “para no pasar la vergüenza con la tradicional blanquirroja”. 

Los goles llegaron de todas formas en el Argentina Peru del Mundial del 78Yallop cuenta que el encargado de armar el soborno fue el capitán Lacoste, quien luego del mundial fue rápidamente ascendido a vicealmirante a través de una serie de promociones. Lacoste aprovechó sus contactos con funcionarios peruanos que viajaban con el equipo como parte de la delegación. 
Asimismo, Yallop agrega que la nacionalidad argentina del portero peruano (Ramón Quiroga) fue un hecho más que cuestionable. Personalmente no creo que Quiroga se haya vendido, además, los goles que le hacen son más por errores de su defensa que por yerros de él. Yallop asegura haber recogido testimonio en persona de 3 jugadores peruanos que alinearon en ese partido. Cuenta que en los 3 casos, los jugadores (que se mantienen en el anonimato) le aseguraron, cada uno de manera independiente, que les ofrecieron dinero para asegurar un “resultado correcto”. 
Verdad o ficción este hecho daña mucho el poquísimo orgullo futbolístico que tenemos los peruanos. Ante todo, el fútbol es un deporte y como tal debería estar inmerso en códigos de ética y respeto. Ojalá que nuestros deportistas entiendan esto para que nunca más vuelvan a dudar de nuestra honorabilidad. Aunque esta mancha quedará para siempre.

Fuente: 
EFDeportes.com, Revista Digital. Buenos Aires - Año 19 - Nº 194 - Julio de 2014. http://www.efdeportes.com/

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