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jueves, 31 de mayo de 2018

¿EL FUTURO DE COLOMBIA?.............

Por Carlos A Venegas M. Ps.

Tomando algunos apuntes del recordado proyecto Latinoamérica Nueva liderado por el apreciado Evangelística Alberto Mottesi dedicado a alcanzar a los líderes y transferir a nuestra cultura los valores éticos del Reino de Dios. Latinoamérica Nueva espera hacer una diferencia no solo en la vida espiritual del continente sino también provocar un cambio en las estructuras de gobierno donde se alejen de la corrupción que han enfermado a nuestras naciones. En base a lo anterior me veo comprometido a escribir lo que deseo de mi país Colombia, que se aleje la corrupción del gobierno con la esperanza de verlo en un desarrollo integral en beneficio de toda la nación; con lideres justos, basados en los valores éticos del Reino de Dios, actuando con integridad. En mi país Colombia se está viviendo una de las crisis más profundas históricamente que ha tenido hasta hora en valores morales y ética. La corrupción llego al tope del descaro en todas las esferas de la sociedad y culturalmente se manifiesta un relativismo en las juventudes para asumir una postura  y un conformismo en las generaciones adultas donde se resalta el yoismo y del pensamiento de “que esto no lo cambia nadie”. El resultado es que estamos viviendo un alto índice de descomposición social, división tanto en las familias como en la sociedad en general, con un futuro incierto pasando de un Autoritarismo hoy en día a un futuro próximo al Totalitarismo.  A mi apreciado y respetado lector lo invito a que se tome un momento y piense como sera nuestra nación en los próximos veinte años, sino empezamos a labrar un camino que generen cambios muy profundos dentro la estructuras de nuestra nación ciertamente el resultado sera ver que nuestra descendencia estará regida por un Gobierno de Facto.  
En este momento hay una dura contienda política y social alrededor de dos candidatos que pasaron la primera vuelta para elegir el presidente de ese país, muchos han puesto la esperanza en ver un mejor país en estos candidatos olvidándonos de nuestro pasado histórico, no hemos aprendido la lección de haber confiado en los anteriores gobernantes donde siempre se vio la injusticia y por ende la corrupción. Lo cierto es que ni la ideología derechista ni la izquierda son las soluciones, claro ejemplo ver las otras naciones donde han apostado a un cambio con estas ideologías y no se ha visto nada bueno; como es en el caso de la llamada derecha en Chile, Argentina, México y por supuesto Colombia y si miramos la izquierda ni que decir Cuba, Nicaragua, Bolivia y Venezuela entre otros. Y es que hoy en día se ha venido vendiendo la idea que para solucionar la crisis y en el caso concreto de Colombia están mirando hacia las políticas izquierdista las nuevas generaciones, olvidando que un problema no se soluciona con otro problema, ver Venezuela, además están utilizando la idea de lograr la paz y mantenerla por medio de estas ideologias, desconociendo que la base de esa paz anhelada está en el interior del ser humano y no de una colectividad. El interrogante que viene a mi mente es; será que dentro de la juventud no hay líderes con visión de cambio, que tienen hoy en día, vivir bajo la sombra de estas ideologías y en especial las de la izquierda, caso concreto los “petrista”, los vemos con un fanatismo que raya en la intolerancia. 

Retomando algunas a partes de la columna de  Vanesa Vallejo, economista de la Universidad del Valle, dice  que la  intolerancia es, en general, propia de la izquierda. Gracias al marxismo cultural que viven (algunas universidades) los progresistas han ganado la batalla de las ideas. Entonces,  sus opiniones son ampliamente aceptadas por la sociedad. En la actualidad es muy poca la censura que la izquierda enfrenta. Y no es que esté mal que puedan hablar libremente, lo que no es correcto es que mientras disfrutan de la libertad de expresarse, quieran callar a otros y que anden por el mundo creyéndose dioses (Petro) con la autoridad moral de censurar lo que no les gusta (y que decir de la Extrema derecha, derecha radical o de forma peyorativa ultraderecha). La izquierda no lucha por la libertad de expresión, sino por la libertad para que sus ideas puedan ser escuchadas, las de los otros no le importan. Incluso dan batallas legales para que quienes proclaman pensamientos diferentes sean castigados. Noam Chomsky dijo, alguna vez, que incluso Goebbels estaba a favor de la libertad de expresión de las ideas que a él le gustaban. Lo mismo sucede con la izquierda, que aunque alguna vez estuvo censurada, ahora es la que calla a quien no le agrada. La tolerancia y la lucha por la libertad es otra de las falsas banderas que se ha adjudicado la izquierda. Los progresistas que se proclaman defensores de la libertad de expresión, si eso quisieran ser, no deberían pedir leyes anti discriminación. Lo que esta gente demanda es libertad solo para quienes comparten sus posturas. Pero atacan a quienes tienen opiniones contrarias. Con la misma autoridad moral a la que apela un izquierdista para penalizar la discriminación en los restaurantes, mañana alguien nos dirá a quién debemos dejar entrar a nuestra casa. Si usted, por alguna razón, rechaza a alguien que pertenezca a una minoría irá a la cárcel. Sus hijos hablarán como Hugo Chávez, con “lenguaje incluyente”. La censura es peligrosa y hay que pararla. Lo ético no es defender a quien dice lo que usted piensa, sino a cualquiera; cada persona debe tener la libertad para decir lo que sea, aún si consideramos que su opinión es inaceptable. Nos podremos imaginar un gobierno de este talante. Veamos un claro ejemplo de su peligrosidad y en el engaño a las masas. En el marco de la Revolución Bolivariana, Chávez señaló que para llegar a este socialismo anhelado habrá una etapa de transición que denomina como Democracia Revolucionaria. Hugo Chávez expresó “Hemos asumido el compromiso de dirigir la Revolución Bolivariana hacia el socialismo y contribuir a la senda del socialismo, un socialismo del siglo XXI que se basa en la solidaridad, en la fraternidad, en el amor, en la libertad y en la igualdad” en un discurso a mediados de 2006. Además, este socialismo no está predefinido ya que sus bases se encuentran en el comunismo. Más bien, dijo Chávez “debemos transformar el modo del capital y avanzar hacia un nuevo socialismo que se debe construir cada día (en el comunismo)Declara Vanesa Vallejo. 
Dejando este tema de introducción veamos que podríamos hacer para generar un proceso de cambio en la mentalidad de la política colombiana. Tomando como ejemplo a Noruega cuya forma de gobierno es la monarquía democrática parlamentaria, tiene una esperanza de vida al nacer de 81,7 años, sus habitantes ganan de promedio 67.614 dólares al año, y la tasa de homicidio se ubica en 0,6 por cada 100.000 habitantes. El Estado invierte el 7,4% del PIB en educación y el 8,3% en salud. El 93% de la población está satisfecha con su nivel de vida, el 85% está conforme con la calidad de la atención médica y el 84% con la educación. El 58% de la energía que se consume en el país escandinavo es renovable. Desde la Segunda Guerra Mundial, el país ha experimentado un rápido crecimiento económico y es en la actualidad uno de los países más ricos del mundo, situado en tercer lugar según su PIB per cápita. Debido al modelo escandinavo del bienestar, su sistema es calificado como estado socialista, ya que a pesar de su nivel de libertad económica el estado es propietario de los sectores industriales clave como el del petróleo (Statoil) o la energía hidroeléctrica (Statkraft) y está envuelto en la organización y financiamiento del bienestar social disponible para los ciudadanos en mayor medida que otros países europeos, acompañado por un sistema de impuestos progresivo de amplia base dirigido a la redistribución de ingresos desde los sectores más ricos de la sociedad a los más pobres. Los valores de equidad social de la sociedad noruega ha mantenido la diferencia salarial entre el trabajador peor pagado y los CEO de la mayoría de las empresas mucho menor en comparación con las economías occidentales​ poseyendo uno de los índices de criminalidad más bajos del mundo. No se podría verse como un  estado puramente socialista, es cierto que en sus bases hay esa semilla socialista que implica, por tanto, una planificación y una organización colectiva consciente de la vida social y económica, el término socialismo: Sistema de organización social y económica basado en la propiedad y administración colectiva o estatal de los medios de producción y distribución de los bienes, en este caso se podría considerar mixto. Cosa diferente al comunismo que es un modo de organización socioeconómica caracterizada por la propiedad en común de los medios de producción, la ausencia de propiedad privada sobre el trabajo y la inexistencia de clases sociales, impidiendo la superación personal y el esfuerzo de cada individuo. El comunismo es así definido en oposición al socialismo en el cual se pauta colectivamente la producción y la forma del trabajo, mientras que el consumo se disfruta en privado y depende de un libremente elegido aporte laboral a la sociedad.
Noruega dispone de una economía modelo basada en la sociedad del bienestar y convenientemente diversificada en distintos ámbitos. el segundo país con más médicos en activo por habitante de Europa —solo por detrás de Bélgica—, y el cuarto país del mundo con mayor penetración de Internet entre su población. La conjunción de todos los indicadores macroeconómicos, así como su puntuación en el índice de desarrollo humano, convierten probablemente a Noruega en la nación del mundo con las mejores condiciones sociales para vivir. Por otra parte, Noruega cuenta con una lista de empresas a las que considera explotadoras de trabajo y trasgresoras de la ética laboral; un comité ético noruego concluyó, en un informe remitido en noviembre de 2005, que Walmart «viola de forma sistemática los derechos humanos y los derechos laborales de sus trabajadores» y Freeport «causa graves perjuicios al medio ambiente» Alrededor del 71,5 % de la población pertenece a la Iglesia evangélica luterana de Noruega, aunque muchos no son miembros practicantes. El Estado apoya a la Iglesia y el rey nombra a los clérigos. Sin embargo, está garantizada la libertad religiosa completa y existen grupos protestantes y católicos que representan al 4 % de la población.
Revolución espiritual
En cuanto a la visión del socialismo a mi criterio no debe chocar con la fe del cristianismo más bien el socialismo se basó en la doctrina cristiana, existen socialistas cristianos que se distinguen del comunismo marxista (Pero hay algunas tendencias erróneas donde utilizan el cristianismo para  los procesos revolucionarios liderados por los partidos comunistas, como en el caso de la Teología de la Liberación); veamos este ejemplo de socialismo que nos da la Biblia: Hechos 4:32-37 (NVI). Los creyentes comparten sus bienes. 32 Todos los creyentes eran de un solo sentir y pensar. Nadie consideraba suya ninguna de sus posesiones, sino que las compartían. 33 Los apóstoles, a su vez, con gran poder seguían dando testimonio de la resurrección del Señor Jesús. La gracia de Dios se derramaba abundantemente sobre todos ellos, 34 pues no había ningún necesitado en la comunidad. Quienes poseían casas o terrenos los vendían, llevaban el dinero de las ventas 35 y lo entregaban a los apóstoles para que se distribuyera a cada uno según su necesidad.
Lo cierto es que el comunismo esta basado en el ateísmo, el socialismo en sus principios se basa en la iglesia de Cristo  El comunismo es un sistema político. La iglesia cristiana no es un sistema político sino un organismo del cuerpo de Cristo. El milagro que estos primeros cristianos experimentaron no es uno en que Dios abre los cielos y les llena las bolsas de dinero (doctrina de la prosperidad). Es un milagro de comunidad – de hermandad – de gente parecida que comparte tanto riqueza como pobreza para que nadie llegue a ser verdaderamente pobre, "el que tiene le de al que no tiene" sin perder el propósito del esfuerzo personal y el anhelo de productividad para los suyos y el de los demás . Es un milagro de generosidad – generosidad humana inspirada por generosidad divina. Es un milagro de amor ágape – amor enfocado en las necesidades de los demás en lugar de las necesidades personales. El principio de la unidad en el amor de Cristo.
Es necesario dejar en claro para no seguir en la confusión; según el socialismo, las funciones económicas propiamente dichas, es decir, las funciones productoras de servicios (comercio e industria) deben estar organizadas socialmente; pero el consumo debe seguir siendo privado. No hay, como hemos visto, doctrina socialista que niegue al individuo el derecho de poseer y emplear como guste lo que ha adquirido legítimamente. En el comunismo por el contrario, el consumo es común y la producción sigue siendo del estado. En la Utopía cada cual trabaja por su lado, como quiere, y está obligado simplemente a no permanecer ocioso. Sólo que lo que cada uno ha producido no le pertenece. No puede disponer de ello a placer. Es preciso que lo aporte a la comunidad, y sólo lo usa cuando ésta misma lo usa colectivamente. Entre estos dos tipos de ordenación social hay, pues, la misma distancia que separa la organización de ciertas colonias de pólipos de la de los animales superiores. En la primera, cada uno de los individuos asociados caza por su cuenta, a título privado; pero lo que atrapa va a parar a un estómago común y el individuo no puede tener su parte de la riqueza común, es decir, su parte de comida, sin que toda la sociedad coma al mismo tiempo. En cambio, entre los vertebrados, cada órgano está obligado, en su funcionamiento, a adecuarse a reglas destinadas a armonizarlo con los otros; es el sistema nervioso el que asegura este acuerdo. Pero cada órgano, y en cada órgano cada tejido, y en cada tejido cada célula, se alimentan aparte, libremente, sin depender para de los demás. Incluso cada una de las partes del organismo tiene su alimentación especial. La distancia entre las dos concepciones sociales que con tanta frecuencia se han emparejado no es menos considerable.
Por ultimo veamos el  desarrollo de los países nórdicos bajo la plataforma del socialismo puro donde Noruega es el ejemplo a seguir en ese aspecto de orden económico—Islandia, Dinamarca, Suecia y Finlandia— como ejemplos exitosos de economías socialistas, cuyos modelos además deberían ser replicados en otras partes del mundo, particularmente en América Latina.
El error consiste en catalogar a estas economías como socialistas simplemente porque cuentan con elevados niveles de gasto público y altas cargas tributarias. Si bien es cierto estos países se distinguen por sus generosos Estados de Bienestar, la realidad es que en otras áreas de política económica se encuentran entre las naciones más libres del planeta.
El índice de Libertad Económica en el Mundo, diseñado originalmente por un grupo de economistas liderado por Milton Friedman y publicado anualmente por el Fraser Institute de Canadá, identifica cinco grandes áreas que determinan la libertad económica de un país: 1) tamaño del Estado, 2) sistema jurídico y derechos de propiedad, 3) solidez de la política monetaria, 4) libertad de comercio internacional y 5) regulaciones de los mercados crediticio, laboral y comercial. Según este estudio, en su última versión del 2013, todos los países nórdicos, excepto uno, ocupan posiciones entre las 40 economías más libres del planeta: Finlandia (7), Dinamarca (14), Suecia (29) y Noruega (31). La excepción es Islandia, en el lugar 41. En contraposición, solo dos naciones latinoamericanas están entre las 40 más abiertas: Chile (11) y Perú (22).
A pesar de que los países nórdicos obtienen malas calificaciones en el apartado de “tamaño del Estado”, debido a sus elevados gastos públicos e impuestos onerosos, en las otras áreas destacan por sus políticas liberales. Por ejemplo, sus sistemas jurídicos se encuentran entre los más eficientes y transparentes del mundo: mientras en las naciones nórdicas hacer cumplir un contrato requiere de una mediana de 375 días, en América Latina toma 600 días. La protección de la propiedad privada, base fundamental de toda economía de libre mercado, es más fuerte también en los países nórdicos. Según el Índice Internacional de Derechos de Propiedad, estas naciones cuentan con una nota mediana de 8,2 (sobre 10) en cuanto a protección de la propiedad física, mientras que los latinoamericanos obtienen una magra calificación mediana de 5,95. Es más, de los cuatro países que encabezan dicho ranquin, tres son Noruega, Finlandia y Suecia.
En materia monetaria, los nórdicos también destacan por su apego a políticas ortodoxas. En el período del 2000 al 2013, la mediana de inflación en estos países ha sido únicamente 1,96 por ciento al año, mientras que el equivalente para las naciones latinoamericanas ha sido 6,38 por ciento anual. Aún cuando América Latina ha experimentado una mejora significativa en este apartado en los últimos 15 años —en relación con los períodos hiperinflacionarios de los ochenta e inicios de los noventa— la inflación en nuestra región ha sido más de tres veces superior a la de los nórdicos en lo que va de siglo. Curiosamente, Venezuela, el país latinoamericano que se ufana de implementar un modelo socialista, cerró el 2013 con una inflación oficial de 56,1 por ciento, la más alta del mundo, comunismo castrista.
Los países nórdicos se caracterizan además por su apuesta al libre comercio. En esa región, la mediana de impuestos a las importaciones es 5,3 por ciento, mientras que en América Latina alcanza el 7,7 por ciento. Estas naciones del norte europeo también imponen menos barreras no arancelarias, controles de capitales y restricciones a la inversión extranjera directa que sus pares latinoamericanos. Finalmente, los nórdicos gozan de políticas regulatorias que por lo general facilitan el emprendimiento privado, en contraposición a los latinoamericanos que asfixian a sus sectores productivos con un sinnúmero de regulaciones que, a su vez, son caldo de cultivo para la informalidad y la corrupción. De acuerdo al informe Haciendo Negocios del Banco Mundial, cumplir con todos los procedimientos para abrir un negocio de manera formal en los países nórdicos toma una semana de trámites, pero en América Latina el mismo proceso requiere de tres semanas.
Estas cifran confirman que las economías nórdicas se encuentran entre las más liberales del mundo. Cuando los socialdemócratas latinoamericanos las ponen de ejemplo a seguir, parece que lo único que quieren copiarles son sus impuestos, en el caso de Colombia son gobiernos recaudadores nada mas. Pero incluso en el área tributaria, los nórdicos cuentan con políticas más favorables a la generación de riqueza. Una empresa promedio en estos países paga una tasa de impuesto corporativo de 22 por ciento, mientras que en América Latina el equivalente es de 28 por ciento. Si bien es cierto que en el norte de Europa cuentan con elevadas cargas tributarias, los impuestos se concentran en la renta personal y el consumo, no en la generación de riqueza. De tal forma, cuando se presenta al modelo de los países nórdicos como ejemplo a seguir en América Latina, es necesario realizar un análisis más exhaustivo de todo su rango de políticas económicas, y no quedarse únicamente en sus niveles de gasto e impuestos. Tal vez el obstáculo más fuerte con el que me he encontrado al debatir sobre el mito de los países nórdicos, tiene que ver con la educación. En Finlandia, el país nórdico con mayor reputación en lo académico, todas las escuelas son públicas. Es normal entonces que la gente de izquierda muestre esto como un gran logro de la economía centralizada y del Estado protector. Pues bien, en esto, como en todo en la vida, hay que prestar atención a los detalles. Lo que en los países nórdicos se llama “público” está lleno de características que lo acercan más a lo privado que a lo estatal. En Finlandia las escuelas tienen la autonomía de elegir qué programa ofrecen a sus estudiantes, por su puesto hay unas normas básicas, pero en general cuentan con amplia libertad para desarrollar sus currículos. Así una escuela puede, por ejemplo, especializarse en artes, otra en idiomas y otra en matemáticas. Pero ahí no acaba lo bueno del modelo finlandés, del otro lado, también operan mecanismos de mercado. A las escuelas no se les asigna un presupuesto fijo, sino que obtienen dinero en función de los estudiantes matriculados. Los padres por supuesto son libres de matricular a sus niños en donde quieran. Y desde luego que lo hacen en los colegios con mejores resultados. Esto se traduce en una constante y feroz competencia de colegios para ganar alumnos. Nada parecido a lo que ocurre en Latinoamérica, donde las escuelas públicas simplemente reciben un presupuesto fijo del Estado y no tienen que competir por permanecer en el mercado. Hasta acá la pregunta es ¿qué tanto de público hay ahí? Sí, los recursos son públicos, pero lo demás está lleno de mecanismos de mercado; los colegios ofrecen sus servicios con libertad y eligen a sus profesores como les convenga y las familias de los niños escogen el colegio al cual quieren asistir según los resultados. De modo que, tal y como lo haría el mercado, en tanto que se financia a los colegios por alumno matriculado y es el consumidor el que elige, solo quedan los mejores, gana quien ofrece lo que la gente quiere.
En Latinoamérica, por ejemplo, normalmente cuando algo es público, el servicio es prestado por el Estado, que actúa como un órgano centralizado que toma todas las decisiones, mientras que el consumidor no tiene ninguna capacidad de decisión. Mientras tanto, en Suecia y Dinamarca, ocurre prácticamente lo mismo que en Finlandia; se utiliza el modelo de cheque escolar, en el que al alumno se le da un bono para que elija en dónde matricularse, de modo que una vez más es el consumidor el que decide, y solo permanecen en el mercado las escuelas que prestan servicios que la gente quiere. Y esto no ocurre solo en la educación, sino también en la sanidad pública. Igual que a las escuelas, a los hospitales se les paga por resultados y por paciente atendido. Entonces, la educación y la salud en los países nórdicos no son buenas porque sean públicas, son buenas porque a pesar de que se financian con recursos de los contribuyentes, funcionan tal y como lo harían en un ambiente de mercado. Pero además de hilar fino y ver estos detalles hay que contar la otra parte de la historia, la que no le gusta a la izquierda y que es la causa fundamental del crecimiento de los países nórdicos.
Futuro incierto pasando de un Autoritarismo hoy en día
a un futuro próximo al Totalitarismo.
Me pregunto; Se puede ser cristiano sin rechazar el socialismo y se puede ser de derechas a sabiendas de rebajar el cristianismo. Si antes la herejía era "cristianos por el socialismo", hoy es "cristianos por el capitalismo". ¿Ha muerto el socialismo real? La talla humana, desde un cierto horizonte de la cultura moderna, se la considera desmerecida si se la cobija bajo la sombra de la religión. La religión sacaría del mundo real, desnaturaliza e incapacita para la transformación social. Progreso y libertad, derechos humanos y tolerancia, ciencia y modernidad, revolución y democracia, son incompatibles con la fe según la visión religiosa. Esta nos exilia de la historia, de la sociedad, de la razón y de la realización humana. Se trata, por tanto, de discernir de qué cristianismo o socialismo hablamos. Y veremos que no siempre hay concordancia automática entre teoría y praxis y que es posible aquello de que ¡Una mala realización no invalida un buen proyecto! La diferencia es básica: el socialismo apuesta por la igualdad, va de menos justicia y libertad a más justicia y libertad, de lo establecido a lo utópico, de la discriminación a la identidad humana universal. El capitalismo lleva en su entraña la filosofía que desiguala y discrimina y los objetivos del lucro y del máximo beneficio posible, a costa claro de la explotación del otro. Si hablamos del cristianismo originario, en el origen está Jesús de Nazaret
Reflexion final: Es necesaria la política y la economía, los programas y las leyes, los presupuestos y las estrategias, pero si no hay mística, si no hay valores, si no hay pasión en torno a un proyecto de justicia, solidaridad y paz, la vida pública será el meandro oscuro donde actuará el sujeto burgués, neurotizado por su complejo de individualismo posesivo. La democracia no viene de arriba, por arte de magia política, organizativa o institucional. La democracia la funda y se funda en la persona, llamada a ser protagonista y artífice del quehacer histórico, y no marioneta. Pero, ese quehacer no se improvisa. Es la tarea, lenta y ardua, de una cultura nueva, única capaz de crear el sujeto apto para la nueva visión de reino. Y es, en esa área, donde el cristianismo puede desempeñar una labor ingente de reactivación y fecundación del socialismo. Es urgente visionar una Latinoamérica Nueva en las nuevas generaciones hacer una diferencia no solo en la vida espiritual del continente sino también provocar un cambio en las estructuras de la nación con líderes que vivan una cultura de los valores éticos del Reino de Dios. El Compendio de la doctrina de la Iglesia de Cristo se va articulando a medida que la Iglesia en la plenitud de la palabra de Dios revelada por Jesucristo y mediante la asistencia del Espíritu Santo, lee los hechos según se desenvuelven en el curso de la historia. Tomando como modelo el Sermón del Monte nos muestra cómo se puede desarrollar una ética de amor radical en una manera coherente dentro de una visión relativamente conservadora de la ética social. Ese logro merece nuestro respeto y atención mientras luchamos por descubrir cómo ser fieles discípulos de Jesús en la  Colombia actual. Desde esta perspectiva, me atrevo a concluir que el socialismo sigue siendo la perspectiva política y económica que mejor puede ayudar a resolver los problemas sociales" de mi pais.

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