Por Carlos A Venegas M. Ps.
A raíz de los acontecimientos que se están presentando en mi país “Colombia” en época de elecciones presidenciales donde algunos cuestionan si la iglesia debe formar partidos políticos o si ¿Puede un cristiano participar de la política partidista organizada? Además de la división que se manifiesta entre hermanos de Cristo por tal motivo y con el agravante que no nos interesa o no le damos importancia a la situación del movimiento cristiano Colombia Justa-Libres, que demostró que les habían quitado mínimo 30 mil votos, en las elecciones del pasado 11 de marzo, impidiendo que entren tres senadores. Y es que no es la primera vez que un país como este haga algo en contra de la constitución, acordémonos hace cuatro años atrás, la Sección Quinta del Consejo de Estado falló la demanda que había presentado el Movimiento Político cristiano MIRA en contra del Senado de la República por considerar que hubo irregularidades en las votaciones, escrutinios y registros de los sistemas de información electoral. El director del partido, Carlos Baena, a quien también el Consejo de Estado le devolvió la curul como senador de la República, manifestó que se logró probar que con el plumón que se utilizó en las pasadas elecciones parlamentarias para marcar los tarjetones y el traslado de los formularios E 14 y E 24 se realizaron varios fraudes contra el partido. Me brindo en este blog con esta nota para dejar en claro lo que las Santas Escrituras nos dicen al respecto, espero que sea de ayuda para aquellos que están inquietos en este tema. Ante esta pregunta, mi respuesta podría ser arriesgada para algunos. Es un absoluto ¡sí!, pero bajo ciertas condiciones. Un creyente puede participar en política bajo los estándares que la Palabra de Dios establece de lo que debe ser el comportamiento ético de un discípulo de Cristo. Pero la iglesia esta para proclamar, un mensaje con un poder de trasformación mayor que el político (Rom 1:16) y no para formar partidos o movimientos políticos.
Desde que el cristianismo se convirtió en la religión oficial en el siglo IV, ha influido de manera significativa en la cultura occidental y en muchas otras. Al hablar de él, es referirse a la religión, tradición y cultura de los seguidores de Jesús el Cristo. El cristianismo tiene su origen histórico en el judaísmo del Segundo Templo de comienzos de la era actual. Si bien Jesús de Nazaret se autoidentificó siempre como un judío devoto, en su doctrina y sus enseñanzas, Él mismo se identificó como el camino al Padre Celestial, de cierta manera estamos ligados al Judaísmo. En general todos los cristianos reconocen que las acciones que Dios quiere que sean llevadas a cabo están inspiradas por el Espíritu Santo. Para los protestantes, católicos y ortodoxos, sus respectivas Iglesias están instituidas o tuteladas de algún modo por Dios para servir de guía a los cristianos. Debe tenerse en cuenta que el nombre de cristianos ha sido compartido a través de los siglos, y no siempre de formas muy armónicas, por grupos numerosos de creyentes religiosos, cada cual, a su vez llegó a desconocer como cristianos a grupos con posturas dogmáticas concretas distintas de las propias, lo cual ha traído divisiones y contiendas. Dicho de otra forma, decir “los cristianos” es de poca monta, porque el común de la gente se refieren a grupos tan distintos entre sí como los católicos, marcionitas, arrianos, nestorianos, coptos, jacobitas, ortodoxos, cátaros o albigenses, anglicanos, protestantes, mormones, veterocatólicos y otros tipos de grupos que reflejan posturas dogmáticas concretas más disímiles. Aunque existen enormes diferencias en las creencias entre unos cristianos y otros, la mayoría de las cuales basadas en diferentes interpretaciones de los mensajes bíblicos, aun así es posible plantear afirmaciones generales que describen las doctrinas de una gran mayoría, entre las que destacan: Nacimiento virginal, la pasión, muerte y resurrección de Cristo. Lamentablemente se piensa que ser Cristiano es referirse a una secta o fanáticos religiosos, esta falsa creencia ha hecho que se repudie el concepto de cristianismo.

HOMBRES DE DIOS CON PARTICIPACIÓN POLÍTICA
Un personaje bíblico que nos da ejemplo y que brilla como creyente y como funcionario público es Daniel. Este profeta sirvió de manera competente como consejero en tres gobiernos manteniéndose como un ejemplo de lealtad al Señor y a su pueblo. Como se ha podido ver, Daniel era más que un "buen creyente" con buenas intenciones. Era un siervo de Dios que poseía capacidades extraordinarias, pero también una fe inquebrantable. Su fidelidad no sólo se extendía a sus compromisos religiosos, sino que abarcaba la totalidad de su vida como profeta y como consejero político. En esta época en el que los cristianos incursionan cada vez más en este campo, necesitamos hombres y mujeres con una pasión intensa por Dios y que sepan defender sus convicciones para llevar nuestra fidelidad de la frialdad de la teoría al calor de la práctica… aun en el mundo de la política.
Génesis capítulo 41 encontramos otro ejemplo de estar en asuntos de política; nos cuenta la historia de José, en una etapa de su vida en que fue llevado ante el Faraón. José estaba en un imperio muy malo, el imperio egipcio. Él podría haberse contaminado pero no fue así porque decidió amar a Dios. ¿Sabes por qué José se metió en el asunto de la política? Porque sabía que estaba destinado a ser de bendición para la nación. Él había sido enviado a Egipto para bendecir esa nación. Todo lugar que pisare la planta de su pie será bendito. ¡José estaba destinado a ser bendición! No era él quien hablaba, era Dios. José no sólo supo cuál era la interpretación del sueño en ese preciso momento sino que también supo lo que se debía hacer al respecto y por eso el Faraón lo puso al frente. ¿Llegará ese día en que un político te declarará: “Te voy a poner al frente y les voy a decir a todos que te obedezcan y hagan lo que tú digas?” ¡La luz de Jesús brillará sobre ti! El señor dijo: “5 Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo” (Juan 9:5). Cuando Jesús declaró: “Yo soy la luz del mundo, el que a mí me sigue no andará en tinieblas” lo que estaba queriendo decir es: “El que me sigue podrá ver bien las cosas y podrá entender. Tendrá luz para ver, para entender y para decidir”. ¿Con qué luz alumbras tú? ¿Cuál es tu luz? ¿La que recibiste en la universidad? La Biblia dice: “Al que esté falto de sabiduría estudie en Harvard. Y si hay alguien que está necesitado de sabiduría, viaje a Inglaterra y recíbase en Oxford”. ¡No! La Biblia te sugiere: “5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada. 6 Pero pida con fe, no dudando nada…” (Santiago 1: 5-6). Por ultimo conviene destacar la importancia de que el cristiano tenga un rol dentro de la política, y que pueda asumir posiciones claras en las actuales circunstancias del proceso electoral que vive el país, conforme a la Palabra de Dios, sin dejar de hacer su voluntad.

Hay muchos otros casos, como Nehemías; hombres de Dios con participación política. Es, pues, importante que el cristiano ocupe posiciones públicas, siendo de ayuda a los demás, y sobretodo guardando la palabra de Dios en el corazón porque de él mana la vida.
A continuación, señalamos tres pilares sobre los cuales el profeta Daniel edificó y sostuvo su fidelidad e integridad en el mundo de la política. Para Daniel, Dios era el motor de su vida y su actuación en la administración pública. Primero, su visión acerca de Dios; el profeta entiende que el Señor es el director de la historia (Dan. 2:21-22, 28) Segundo, Dios está por encima de los poderes humanos. En el cáp. 4, un terrible juicio cae sobre Nabucodonosor, rey de Babilonia, por su arrogancia. En resumen, el Dios de Daniel controla todos los aspectos de su vida personal y pública. Es tal la identificación con el Señor, que aun Darío ora "El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre" (Dan. 6:16). ¡Qué fácil olvidan a Dios nuestros políticos! 2) Sus convicciones firmes. A menudo, los políticos parecen tener convicciones moldeables por las circunstancias y terminan expresando "posturas del momento" en lugar de verdaderas creencias. Daniel, en cambio, sostuvo sus convicciones hasta el fin. 3) Su visión realista de los poderes humanos. Las alturas del poder no provocan mareos en Daniel. Por un lado, es optimista ya que cree en un mundo que es dirigido por un Dios lleno de sabiduría y conocimiento (2:21-23). A la vez, es realista en relación con la naturaleza del poder humano. Él es consciente de que los gobiernos son corruptos –algo que con frecuencia se olvida en una campaña política a favor de un candidato cristiano.

Lo triste es que siguen divididos los cristianos, en la mayoría de los medios, quedo la evidencia en las anteriores elecciones de Marzo de este año. Todos informaron sobre los fallidos intentos de unión de la Iglesia de Colombia protestante. Algunos atribuyen la división al choque de la posición abiertamente uribista de un grupo protestante. Pero los católicos no se quedan atrás en su multiforme visión de ver la política. No se puede hablar claramente del compromiso político de los católicos sin aclarar antes unas cuantas cuestiones doctrinales. En Colombia se ha impuesto un laicismo radical que excluye la influencia de las convicciones religiosas en la vida pública. La abstención de cualquier referencia religiosa se considera indispensable para guardar la pureza democrática de cualquier actuación política. Si esto fuera así no tendría sentido hablar del compromiso específico de los católicos en la vida pública ni se podría precisar ninguna aportación de los políticos católicos a la regeneración ética de la vida política. Para poder decir sobre este asunto una palabra de provecho tienen que romper el cerco que lo tiene puesto el poder del laicismo dominante y contaminante. Porque cuando se habla del compromiso de los católicos en la vida pública, se refieren a un compromiso específico, un compromiso que proviene de la condición de católico, propio de los católicos y que supone además una influencia de la fe católica en la actuación y en las aportaciones de los cristianos a la vida pública. Si algo dejó estas elecciones en claro, es la necesidad de unirnos bajo la cruz de Cristo e invitar a los medios de comunicación a que brinden un espacio para debatir el plan de gobierno. Y por acercarlos a la realidad de las iglesias cristianas, para darles más herramientas de juicio a la hora de entrar a analizar cualquier proceso en el que participen personas cristianas. Dejo en claro que la iglesia de Cristo es una sola; son todos aquellos que creemos en Cristo Jesús y confiamos en El y en su obra redentora. Llámense religiosamente Católicos, Protestantes, Ortodoxos y Judíos mesiánicos.
Mi propósito no es hacer un recuento histórico de la mezcla entre religión y política, que para muchos no funciona por lo que ha acontecido en el pasado, pero quise traerlo a colación porque parece que la teología de la liberación (a su entender “La salvación cristiana no puede darse sin la liberación económica, política, social e ideológica, como signos visibles de la dignidad del hombre.”) va en contra de la verdadera finalidad de la doctrina de Cristo, se ha reinventado hoy para hacerla vigente en la era posmodernismo, Nueva Era o el Nuevo orden Mundial. Mucho cuidado con la consigna de esta teología, quizás en procesos paralelos, pero con casi las mismas motivaciones – humanistas en últimas instancias- hoy encontramos a la iglesia (y no me refiero solo a la iglesia católica) “preocupada” por ejercer gobierno, control político, transformación social desde los estrados gubernatales. Pero ¿cuál es el límite de esta participación? ¿A cuestas de qué? ¿Qué dice la Escritura? Tratar de dar respuesta a esas preguntas es lo que pretende este post. He escuchado a menudo personas que me dicen:- Nosotros como cristianos no podemos ser indiferentes a la política, porque eso es religiosidad. – A estas alturas quizás es necesario aclarar algunos conceptos. En resumen se podría decir que la Teología de la Liberación surge como respuesta al postulado marxista de la religión como “el opio de los pueblos”. Según Marx, la fe hacia que las personas pusieran su mirada en un estado de paz y total plenitud (como drogados por opio) en el futuro, lo cual los llevaba a ser indiferente en las cusas sociales y la participación activa en la transformación política en el presente. La teología de la liberación es pues, un intento de armonizar la filosofía marxista con el Cristianismo, mucho cuidado. La inspiración cristiana en la política no se opone a ningún valor democrático sino que fortalece el respeto y la tutela de todos los derechos humanos, La norma suprema del obrar humano es el amor, amor gratuito, universal, efectivo; este amor ejercitado en el ámbito de la vida política se concreta en la justicia, en el servicio efectivo a la libertad y promoción de todas las personas en un contexto de compatibilidad, integridad y gratuidad. El ejercicio de la autoridad, entendida como servicio a la comunidad, no puede definirse por las ideas o las preferencias del gobernante, sino por las necesidades de los gobernados, por el bien de las personas y de las familias, en cada lugar, en cada momento, en cada circunstancia concreta.
La teología humanista, como toda falsa teología, propone, usando textos fuera de su contexto, que el llamado de la iglesia es gobernar en esta tierra hasta el retorno de Cristo. Desde una mala interpretación de las Escrituras, asocian expresiones como: – “establecer el Reino”, “ejercer dominio”, “tomar posesión” etc – al hecho de gobernar políticamente el mundo, eliminando por completo la idea del retorno de Cristo y el establecimiento de un reinado de paz eterno.
Este pensamiento está lejos de una sana teología y atenta contra doctrinas fundamentales. La iglesia no ha sido llamada a eso, ni siquiera Cristo pretendió establecer un partido político, aun cuando muchos han sugerido eso. Esto dice John Stott al respecto: Gobernar no fue el llamado primordial de Cristo y tampoco de la Iglesia… podemos preguntarnos si Jesús participó en política. Si consideramos el último sentido, el más restringido, es evidente que no. Nunca organizó un partido político, ni adoptó un programa político, ni dirigió una protesta política. No dio ningún paso para influir en las políticas de César, de Pilato, ni de Herodes. La confusión al respecto del papel de Cristo no es nueva. La creencia de un mesías político prevalecía incluso antes de su venida, incluso Juan el Bautista, quien había visto a Jesús, lo había identificado como el Cordero de Dios, y había visto sobre el la señal de ser el Mesías, pero al ver que el malvado Herodes seguía gobernando; envió a preguntar a Jesús: ¿Eres tú aquel que había de venir, o esperaremos a otro? (Mt 11:3). La respuesta del Señor deja claro su verdadero propósito: Respondiendo Jesús, les dijo: Id, y haced saber a Juan las cosas que oís y veis.
Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos son limpiados, los sordos oyen, los muertos son resucitados, y a los pobres es anunciado el evangelio. (Mt 11: 4-5). Su gobierno era espiritual, el libertaría del yugo del enemigo y del pecado a las almas que no podrían hacer nada por sí mismos. ¿Cuál es entonces el verdadero papel de la iglesia?
Hemos recibido para proclamar, un mensaje con un poder de trasformación mayor que el político (Rom 1:16); un llamado mayor que el llamado político (Mt :2819); una autoridad mayor que la autoridad política (Mt 28:18) y hemos recibido un nivel de influencia mayor que la influencia política (Mt 5:13-16), por tanto vayamos y anunciemos el Evangelio a toda Criatura, levantemos el nombre de Cristo y confiemos en el poder que el imprime a ese mensaje para salvación del mundo. Ese es nuestro llamado y nuestra verdadera prioridad. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, más tenga vida eterna. Juan 3:16.
Los cristianos y las aspiraciones al gobierno
Creo conveniente citar un libro que aborda este tema como ningún otro: La fe cristiana frente a los desafíos contemporáneos de John Stott da su versión sobre el abandono de la iglesia a su misión integral y señala que los principales elementos que han influido son el surgimiento del fundamentalismo, la reacción al evangelio social (1910-1915) de Walter Raushenbuschs, la desesperanza en el período de las dos grandes guerras, entre otros. (pg 35): Las palabras «política» (sust.) y «político»(adj.) pueden usarse en sentido amplio o en sentido restringido. En sentido amplio, «política» denota la vida de la ciudad (pólis) y las responsabilidades del ciudadano (polítes). Se relaciona, pues, con toda nuestra vida dentro de la sociedad. La política es el arte de vivir juntos en una comunidad. Por otra parte, en sentido restringido, la política es el arte de gobernar. Está relacionado con la elaboración y la adopción de políticas de gobierno específicas con vistas a que se perpetúen en la ley. En ese sentido los cristianos nos vemos involucrados en la política (en su sentido más amplio) a diario. Todos nosotros trabajamos a diario por una vida en sociedad, y eso es participar en política. La cuestión surge alrededor del otro sentido en que la política debe ser entendida; es si los cristianos están llamados a participar de la política en un sentido estricto, a lo que me referiré de ahora en adelante como práctica política. Hemos contemplado la definición de política, al mismo tiempo que hemos sentado como base el hecho de que los cristianos si participamos en política, en un sentido general. Pero ¿y qué de gobernar, de aspirar a cargos? ¿Cuál es la relación que debe tener un cristiano con la política en cuanto a la definición más estricta de la palabra? Hay varias cosas que decir al respecto:
Como cristianos también estamos involucrados de manera directa o indirecta con la práctica política. Por ejemplo; es propio que un cristiano acuda a las urnas a elegir a algún candidato, preferiblemente a alguien identificado con los valores de la familia y la protección de los mismos. Elegir es también manifestar agradecimiento a gobiernos que facilitan el libre ejercicio de la expresión religiosa y que garantiza los derechos relacionados a ella.
Un cristiano puede aspirar a algún cargo político, siempre y cuando eso sea entendido como un llamado. Claro ejemplo es el de José, Daniel, Mardoqueo, entre otros, ejercieron cargos políticos en la biblia, pero siempre asociados a un plan y a un propósito específico. No es propio, por ejemplo, que un pastor abandone el ministerio al que Dios lo ha llamado para ejercer la práctica política, o que en su defecto alterne ambos oficios (1 Tim 2:4).
El cristiano debe permanecer con una perspectiva realista de la práctica política. La política sigue regulando la práctica de gobernar, pero el cambio social está ligado a la transformación de los gobernados, hombres caídos y de naturaleza pecaminosa y eso no lo puede hacer la política
La pragmática de la política de un cristiano debe ser siempre bíblica. La práctica política involucra un sistema de necesidades que deben ser suplidas por los gobernantes, el cristiano debe aceptar el reto de permanecer fiel a los principios y a las cosmovisión bíblica. El cristiano que asuma el llamado, debe tener la responsabilidad de responder por su testimonio, al mismo tiempo que el testimonio de Cristo. Nosotros somos bienaventurados cuando dicen toda clase de mal contra nosotros MINTIENDO (1 Ped 4:14), en tal caso sea bienvenido todo vituperio, pero si diciendo verdad somos acusados, el testimonio nuestro y de la iglesia queda evidentemente expuesto (1 Ped 4:15). En esto Daniel, José y Mardoqueo (por mencionar solo a algunos), preservaron su integridad y fidelidad al Señor siempre.
Los falsos cristianos en el mundo de la política, a partir del siglo XX van desde la ultra derecha recalcitrante de algunos sectores del “Bible Belt” del Sur norteamericano, los escándalos de corrupción, misticismo y crueldad en África y Asia, el liberalismo europeo, hasta la suma de todo lo anterior en Latinoamérica, lo cual deja un balance no muy positivo. Sin embargo, por todo esto no debemos dejar de dar respuestas a los males de la cultura desde una cosmovisión cristiana. Wilberforce y the Claphman Sect en Inglaterra, o Abraham Kuyper en Holanda son buenos precedentes de lo que podemos hacer como ceyentes tener buenos resultados. Debemos apoyar a cristianos piadosos, preparados y llamados por Dios al ruedo político para glorificar Su nombre en estas delicadas funciones y salir bien en esa arena movediza de la política, tal como lo hicieron José, Daniel o Ester. La perspectiva bíblica balanceada nos da el estándar de lo que debe ser el creyente y sus responsabilidades civiles incluyendo la política. Las Escrituras nos enseñan que nuestra manera de actuar no se separa de lo que somos delante de Dios y de lo que debemos ser delante de los hombres.
Uno de los grandes engaños de Satanás, es que pongamos nuestra confianza para la moralidad cultural y vida piadosa, en las manos de políticos y funcionarios gubernamentales. La esperanza nacional de un cambio, no se encuentra en la clase dominante de ningún país. La iglesia ha cometido un error si piensa que es trabajo de los políticos el defender, difundir y guardar las verdades bíblicas y los valores cristianos. Sea que su religión permite a cristianos votar para gobernantes infieles es una pregunta que merece más consideración que parece con todo haber recibido generalmente del clero o de la laicidad. Me parece a mí que lo que el profeta dijo a Josafat en cuanto a su unión con Acab nos proporciona una lección saludable. "¿Al impío das ayuda, y amas a los que aborrecen a Jehová? Pues ha salido de la presencia de Jehová ira contra ti por esto." El ciudadano cristiano en particular, si siente la dirección del Señor después de oración y apoyo de amigos cristianos debe postularse para la candidatura de algún puesto público. Y si el Señor le da el puesto, "Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo para la gloria de Dios." (Colosenses 3:17). Uno de los padres fundadores de los estados unidos americanos, John Jay, dijo, "Providencia ha dado a nuestro pueblo el escoger sus gobernantes, y es el deber – así como el privilegio e importancia – de nuestra nación cristiana escoger y preferir a los cristianos como sus gobernantes. Es evidente que una vez más los votos de las comunidades mal llamadas evangélicas será definitivo en las próximas elecciones presidenciales de 2018.
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