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viernes, 25 de septiembre de 2020

Colombia tierra querida… De doble moral

 Parte III- Tema psicosocial-violencia.

Por.Carlos Venegas M.ps.

Termino esta nota con el himno nacional de Colombia ¡Oh, gloria inmarcesible! ¡Oh, júbilo inmortal! ¡En surcos de dolores El bien germina ya! ¡Cesó la horrible noche! La libertad sublime Derrama las auroras De su invencible luz. La humanidad entera, Que entre cadenas gime, Comprende las palabras Del que murió en la cruz. Cuantas veces lo hemos cantado pero nunca hemos cumplido “El bien germina ya” estas notas hace llorar a muchos al escuchar el himno nacional, otros hacen aparente reverencia al mismo y otros son entusiastas cuando la selección de Fútbol de nuestro país compite y hasta lo cantan con todo el alma, pero la verdad, que hipocresía tan abismal porque no comprendemos las palabras Del que murió en la cruz.

Quién olvida su historia está condenado a repetirla.  Las diferencias sociales son muy grandes, lo que ha generado guerras que han desembocado en la presencia de guerrillas y paramilitarismo que utilizan la violencia para conseguir sus fines. La corrupción es la forma habitual de gobierno, lo que ha permitido la implantación de las mafias de la droga. Lo que se hereda no se hurta. Sin lugar a duda una de las herencias que nos dejan nuestros ancestros, aparte de la educación, los valores y los traumas, es lo que aprendemos en la cotidianidad de nuestras amistades. Argumentan los sociólogos que estos asuntos forman parte de nuestra historia, pero para pasar página hay que haberla leído antes y entonces quizás se dieran cuenta de que la verdad es reparadora para la sociedad entera. Es que Jesús no lo expreso; "Si ustedes permanecen en Mi palabra, verdaderamente son Mis discípulos; y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres." Es que está enraizado estas conductas punibles cometidas por autoridades o funcionarios públicos, se puede ver que nació con estos países zona andina donde los famosos “padres de la patria” heredando la costumbre consistente en la administración desleal o la apropiación indebida del patrimonio público; desencadenando otros actos delictivos que a través de la historia se han puesto al descubierto. Lo más grave es que todos de alguna manera lo hemos consentido. Una prueba más es que  desde que las Farc entregaron las armas, (igual M19) un centenar de sus exmilitantes han sido asesinados. El presidente y su gobierno político deben proteger a quienes abandonaron la lucha armada y siguen comprometidos con la paz pero la realidad es otra en el corazón del colombiano “retaliación para vencer la impunidad” Estas muertes confirma que Colombia aún no supera el conflicto y revela el enorme riesgo que corre la estabilidad del país. Una guerra prolongada que produjo 218.094 muertos mal contados y millones de desplazados entre 1958 y 2012. El saldo de esta época, además de un duelo nacional, es una fractura y una desigualdad que todavía mantiene separados al país rural y al urbano además de la polarización política, derecha y la izquierda donde estos dos bandos como perros feroces se disputan la presa, sin importar a quién destruyen. No es la primera vez que Colombia fracasa en conseguir una paz momentánea. Después de una pacificación acordada con el gobierno de Belisario Betancur en los años ochenta, las Farc fundaron un partido político, la Unión Patriótica. Pero una ola de asesinatos atribuidos a paramilitares y agentes del Estado dejó más de 4000 víctimas entre las filas de esa organización. En 2006, tras la desmovilización del grupo paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia, se desarmaron 30.688 combatientes; y al menos 2202 fueron asesinados. Estos precedentes estimulan la incertidumbre en torno al escenario actual. Entre los 13.202 desmovilizados de las antiguas Farc, Naciones Unidas ha verificado 158 muertes violentas desde 2016, cuando la guerrilla y el gobierno firmaron la paz. Estamos ante la posibilidad de un desenlace cruento “Una falsa pacificación” impuesta a fuego puede germinar la semilla de una nueva guerra o más bien en encrudecerse, el país está en cuidados intensivos. A los homicidios de excombatientes se suma una masacre mayor. Durante los últimos tres años han asesinado en Colombia a 627 líderes sociales y activistas de derechos humanos. Solo en los últimos catorce meses, desde que Iván Duque asumió el gobierno, 120 indígenas corrieron la misma suerte. Duque y su partido, el Centro Democrático, se opusieron al Acuerdo de Paz firmado por el expresidente Juan Manuel Santos porque consideraron que el arreglo otorgaba a la antigua guerrilla una dosis intolerable de impunidad. Este país, con sus diversos actores en pugna, necesita entender de una vez y para siempre que la impunidad reina en ambas partes y cada bando quiere aplicar su justicia, yo lo llamo doble moral.

Hoy se quiere ignorar los delitos del gobierno de  Álvaro Uribe desde su presidencia en 2002, entonces, las insurgencias rurales se mantenían a pesar de la masacre de sus bases sociales, reales e inventadas. De acuerdo con un informe de 2018, durante la presidencia de Uribe (2002-2010), mientras los narcoparamilitares se «desmovilizaban» buscando blanquear sus fortunas para poder seguir delinquiendo, las Fuerzas Armadas colombianas desaparecieron a más de 10.000 hombres jóvenes de los barrios periféricos de las ciudades principales y secundarias para inflar las cifras de insurgentes muertos en combate. El saldo fue una cifra oficial de más de 80.000 desaparecidos en total, según el Centro de Memoria Histórica, en una guerra aparentemente eterna. Desde mediados de diciembre de 2019, los noticieros informaron de 16 nuevas fosas comunes en Antioquia, Caldas, Magdalena y Sucre, una de ellas en Dabeiba, Antioquia, con más de 200 cuerpos. Estas prácticas de terror estatal y guerra sucia contrainsurgente tampoco terminaron durante las negociaciones entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las FARC (2012-2016), mucho menos durante el mandato de Duque (en el poder desde 2018), escogido por Uribe para obstaculizar la implementación de los Acuerdos de La Habana y vaciarlos de contenido. Por último Álvaro Uribe  en preliminares que adelanta la Corte Suprema de Justicia contra el ahora exsenador por las masacres ocurridas en las localidades de El Aro y La Granja, en 1997, y también por el asesinato del defensor de derechos humanos Jesús María Valle, en hechos ocurridos en 1998, cuando Uribe se desempeñaba como gobernador de Antioquia, según pudo constatar CNN con fuentes de la Sala de Instrucción de la Corte. El exmandatario está bajo detención domiciliaria desde el pasado 3 de agosto, tras ser señalado de los delitos de soborno y fraude procesal en un caso relacionado con presunta manipulación de testigos contra el senador del partido Polo Democrático Iván Cepeda, cargos que Uribe rechaza. Solamente entre 2002 y 2010, años en los que Uribe Vélez ejerció la presidencia de Colombia, 186 acusaciones se presentaron contra él por la presunta comisión de varias ilegalidades. El expresidente colombiano enfrenta denuncias por hechos que datan incluso de la década de los noventa, cuando detentaba el cargo de gobernador del Departamento de Antioquia. Uribe ha sido investigado por las más disímiles infracciones, tanto en materia penal como en otros ámbitos. Más de 100 investigaciones lo han señalado a lo largo de su carrera política, de las cuales están abiertas 84. Solamente entre 2002 y 2010, años en los que Uribe Vélez ejerció la presidencia de Colombia, 186 acusaciones se presentaron contra él por la presunta comisión de varias ilegalidades. Estas actuaciones se siguieron por la Comisión de Acusaciones de la Cámara de representantes, el órgano del Parlamento destinado a estas investigaciones. De todas ellas, 56 se mantienen en trámites, pero ninguna ha prosperado notablemente. ¿De qué se le acusa? Corrupción, vínculos con el paramilitarismo, intereses en el narcotráfico, asesinatos selectivos, matanzas masivas, y hasta espionaje electoral, son algunas de las infracciones que se le achacan a Uribe Vélez, los cuales pudieran imputarse como delitos, de contar con pruebas que así lo respalden. Esto no ha ocurrido hasta ahora. Sin embargo, existen evidencias que han matizado la polémica sobre el por qué, de que no avancen las investigaciones contra el veterano político. Ampliando la muestra, surgen procesos con particularidades similares, como los intentos de manipular las declaraciones de exparamilitares en prisión, a través de pagos para comprar silencios o cambios de declaraciones. En cuanto a su participación en el supuesto fraude electoral a favor del presidente Iván Duque, la Corte Suprema no ha dudado en incoar una nueva investigación, lo que habla acerca de la fuerza que, como material probatorio, tienen las grabaciones reveladas.

Por el otro bando no se queda atrás los grupos guerrilleros “La vinculación y utilización forzada de niños, niñas y adolescentes (NNA) fue un fenómeno criminal constante en la historia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (Farc-EP) que se remonta a comienzos de los años setenta”, Y en 171 páginas describen episodios que, en criterio de la Fiscalía, demuestran que esta práctica “se convirtió en una estrategia funcional a sus objetivos políticos-militares, que continuamente requerían el engrosamiento de las filas”. Si bien para los investigadores, el grupo guerrillero apeló a la violencia física y a las amenazas hacia los menores y sus familiares para que ingresaran a sus filas. Para respaldar sus afirmaciones, la Fiscalía documentó las 4.219 investigaciones que adelantan, en las que el número de víctimas llega a 5.252. La llamada ‘operación Berlín’ dejó al descubierto lo que ocurría. En el año 2000, se reportaron –de conformidad con los protocolos de necropsia– cerca de 94 bajas en la llamada columna móvil ‘Arturo Ruiz’ (Cmar) de las Farc. Entre ellas se documentaron al menos 19 casos de menores de edad. Además, se encontraron aún con vida 150 menores, lo que dejaba en evidencia la gran cantidad de ellos que conformaban dicha estructura guerrillera. Y aquí viene otra salvedad. Si bien el número de niñas y jóvenes fue menor, no hay duda de que “sufrieron de forma desproporcionada algunas conductas violentas durante su reclutamiento, particularmente, delitos contra la libertad y formación sexual”.
En la llamada ‘operación Berlín’ también se documentaron agresiones sexuales a niñas y abortos forzados. La Fiscalía también detalla que por la llamada ‘operación Berlín’ se profirieron dos sentencias, una en 2009 y la otra un año después. Entre los coautores de estos hechos figuran el hoy jefe del partido Farc, Rodrigo Londoño, Timochenko. Aquí, además, vuelve a figurar el fugitivo ‘Márquez’. Otra de las condenas recayó sobre Elda Neyis Mosquera García, alias Karina, quien fue gestora de paz durante la administración de Álvaro Uribe. Su pena –a 20 años de cárcel– se emitió en julio de 2009 tras confirmarse que reclutó a cuatro menores, dos de los cuales también fueron clasificados como desaparecidos. La Comisión de la Verdad tiene varios informes sobre reclutamiento forzado de todos los actores del conflicto, incluidas las Farc. Además, del informe que la Fiscalía les entregó a los magistrados de la JEP con casos concretos. 
Es que no podemos dejar atrás el pasado hablemos del M-19, Para que a nadie se le olvidara que les habían “robado las elecciones” el 19 de abril de 1970, los socialistas de la Alianza Nacional Popular (Anapo) le pusieron a su propia guerrilla Movimiento 19 de abril (M-19). En 1976, tan sólo dos años después de su creación, ‘El Eme’ le dejó al país otra razón para recordar esa fecha: asesinó a balazos al dirigente sindical José Raquel Mercado, presidente de la Confederación de Trabajadores de Colombia (CTC). Han pasado 40 años desde ese crimen. Cuatro décadas en las que la CTC ha conmemorado el asesinato de un presidente que creció en los barrios pobres de Cartagena, que trabajó desde niño como estibador en los muelles En año 2016 los dirigentes sindicales volvieron a rechazar el asesinato de Mercado. 
Luis Miguel Morantes, presidente de la central, opina que el M-19 lo mató para “hacerse una gran publicidad e influir miedo. Para amedrentar a los líderes sindicales, para decirles que serían implacables si no se ponían de su lado, si no abandonaban los partidos políticos y la interlocución con el Gobierno”. Pero los antiguos dirigentes del M-19 parecen no tener respuestas. El senador Antonio Navarro Wolff, excombatiente de esa guerrilla, dice que cuando asesinaron a Mercado él aún no se había vinculado a esa organización y que no tiene conocimiento del crimen. Además, que ninguno de los excombatientes puede dar razón, porque “los que estaban en Bogotá en esa época eran Iván Marino Ospina, Carlos Pizarro, Álvaro Fayad… y a todos ellos los mataron”. El entonces comandante de esa guerrilla, Jaime Bateman Cayón, murió en un accidente aéreo en 1983. Navarro, que fue copresidente de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991, recuerda que el proceso de paz que se llevó a cabo entre el M-19 y el Gobierno no incluyó procesos de reconocimiento de la verdad ni de reconstrucción de la memoria, por lo que tampoco existen confesiones o archivos que contengan información detallada sobre el homicidio de José Raquel Mercado. Lo cierto es que, al igual que los paramilitares y los agentes del Estado, las guerrillas tienen mucho que confesarle al país sobre los asesinatos de sindicalistas Algunas dudas de la desmovilización del M-19 han sido las versiones encontradas sobre una presunta participación del narcotráfico en la toma del Palacio de Justicia. El informe final de la Comisión de la Verdad sobre la toma y la retoma del Palacio en 1985, entregado en diciembre de 2009, asegura que el Cartel de Medellín tuvo contacto con el M-19. En esa oportunidad el presidente de la Corte Constitucional, Nilson Pinilla, afirmó que sí hubo contactos previos entre integrantes del M-19 y el Cartel de Medellín. Además que posiblemente se usó armamento perteneciente a Pablo Escobar. En este ambiente de desesperanza, y siendo todavía un adolescente, Gustavo Petro entra como militante político al M-19, formándose como líder comunitario, personero y concejal del municipio de Zipaquirá. A mediados de los 80 es capturado por el Ejército y condenado por un Tribunal Militar.

El futuro de esta nación  es oscuro y terrorífico los niños de ahora serán los ciudadanos adultos en el futuro. En los últimos diez años, han muerto cincuenta mil niños y jóvenes aproximadamente en conflictos armados. Unos 3.000 niños son usados como soldados. La UNICEF subraya que las consecuencias psicológicas de este fenómeno, en ambos sexos, son bien conocidas: agresividad, terror durante la noche, ansiedad y depresión, SIDA y problemas de salud específicamente femeninos como lesiones vaginales y en el cuello del útero, abortos, además de retraso escolar y aislamiento general. Cuando mujeres menores de edad se convierten en soldados, esto trae consigo "violaciones, esclavitud sexual, torturas, embarazos no deseados y otros crímenes que afectan al 28% de las niñas soldados. Además de sufrir tormento psicológico por la situación en que viven, el miedo a morir, inseguridad, sentimientos de soledad y abandono, rudeza de sentimientos, explosiones de ira y violencia, trastornos de conducta, se vuelven temerosos, alienados, dificultades en la comunicación con los demás, en las relaciones interpersonales y sociales pérdida de la autoestima, sentimientos de inferioridad, sentimientos de odio, trastornos del sueño, son obligados a presenciar las más horribles atrocidades y a cometer actos criminales o ser cómplices de los mismos, son privados de lo más preciado que pueden tener en esas edades la inocencia de la niñez. Son víctimas de intimidaciones, amenazas, brutales palizas, torturas u otros abusos sexuales, homicidios y suicidios, secuestros, mutilaciones de algún miembro, abusos de todo tipo, acoso, prostitución, alcoholismo y drogadicción, abandono y desamparo familiar, discriminación, suicidio, son obligados a refugiarse o desplazarse.

Si queremos ser justo debe castigarse a todo el que viole la ley con sentencias justas; tenga el cargo de presidente de esta nación, políticos, jueces, paramilitares, militares, policías, guerrilleros, narcos, atracadores o cualquier parroquiano que viole la constitución de este país. Ya no me duele ese dolor de patria, meda es vergüenza ajena, no aprendemos de nuestros errores; de lo que paso y de ese dolor abrigado con injusticia que nos ha tocado vivir en los últimos cincuenta años. El gamonalismo ejerce ese poder. Se produce un pacto entre gamonalismo y oligarquía. Los gamonales serán los que ocupan cargos públicos como diputados o senadores, los que ponen a dedo a las personas en sus localidades y las que reciben ayuda del estado cuando hay alguna rebelión o queja.

La “Doble moral” de cada bando de delincuentes piden  justicia pero NO se quiere mirar sus delitos y hacerse responsables de los mismo, lo peor de esta desgracia es que dividieron a la nación, una parte piden que sean castigados los guerrilleros por sus delitos de lesa humanidad, por otro lado los guerrilleros piden que sean castigados los criminales que están amparados por el gobierno, que han robado y matado por enriquecerse del erario o usurpar tierras. La pregunta que se debe hacer es ¿Qué autoridad moral se tiene para juzgar? 

Todos íngrimamente todos los que tenemos ciudadanía y deberes con nuestra nación somos culpables de que estos gobiernos sean corruptos, en las elecciones tanto para senadores y demás como para los presidenciales o alcalde, han sido elegidos por el voto popular donde los votantes la gran mayoría han vendido su conciencia “alma de mendigo” entregando al país por un puesto público, por un beneficio de vivienda, contrataciones con el estado, por becas y otros más, miserable de mi de que caiga en esos actos aberrantes. Pero no se escapan los que no votan o por ignorantes de la constitución no ejercen sus derechos o los chupasangre que quieren vivir a costillas de los demás y se dejan creer que el estado les da todo.  La corrupción llegó al tope del descaro en todas las esferas de la sociedad y culturalmente se manifiesta un relativismo en las juventudes para asumir una postura  y un conformismo en las generaciones adultas donde se resalta el yoismo y del pensamiento de “que esto no lo cambia nadie”. El resultado es que estamos viviendo un alto índice de descomposición social, división tanto en las familias como en la sociedad en general, con un futuro incierto pasando de un Autoritarismo hoy en día a un futuro próximo al Totalitarismo.  A mi apreciado y respetado lector lo invito a que se tome un momento y piense cómo será nuestra nación en los próximos veinte años, sino empezamos a labrar un camino que generen cambios muy profundos dentro la estructuras de nuestra nación ciertamente el resultado será ver que nuestra descendencia estará regida por un Gobierno de Facto. 

Por último si meditamos las dos primeras estrofas del himno nacional expresa la alegría y el orgullo que genera un acto heroico como el realizado por los soldados libertadores en favor a la independencia de Colombia, logrando pasar de una época llena de dolor, hambre, desnudez y hasta pobreza a un nuevo despertar del bien, pero quedo sepultado como la misma historia de este país. Se esperaba que resaltara este sentimiento de júbilo y que se transmitiera a las generaciones hasta el sol de hoy y por toda la eternidad. El proceso de emancipación del pueblo colombiano tuvo que pasar una etapa prolongada de guerra en donde la libertad era su único objetivo y esperanza. La expresión cesó la horrible noche hace clara referencia a la terminación de la guerra de la independencia, la cual dio como resultado que la libertad se derramara sobre el pueblo americano. La estrofa también hace alusión a la misión de nuestro Señor Jesucristo; Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y echaron suertes, repartiéndose entre sí sus vestidos (hoy echan suertes para repartirse el país.), estuvo presente en el actuar del ejército patriota.

Afortunadamente, el Creador de la humanidad no piensa dejar esos asuntos al azar. Ha decidido “causar la ruina de los que están arruinando la tierra” (Apocalipsis 11:18). Y Jehová promete a los que anhelan un mundo libre de corrupción que pronto vendrán “nuevos cielos y una nueva tierra [...], y en estos la justicia habrá de morar” (2 Pedro 3:13).


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